Vladimir Cárcaba (Oviedo, 1957) recibió ayer los obsequios que el Ayuntamiento (diploma, insignia) y la Junta de Personal (reloj Lotus) entregan a los que han cumplido 25 y 40 años (como él) de servicio. En su casa, además de ser uno de los que más tiempo lleva en la plantilla municipal, todavía con tres años por delante para jubilarse, suma una característica hoy insólita y hace años bastante frecuente. Su puesto de trabajo lleva una vivienda asociada. Habita en una casa que forma parte de los depósitos de Cuyences. "Soy el último galo", bromea.

Su historia es larga e interesante. Desde el nombre que habla de una familia con filias políticas que luego les costaron la represión y la muerte de algunos familiares durante la Guerra Civil hasta una trayectoria en la que junto a su trabajo vinculado a las aguas de Oviedo suma una pasión de deportista vinculado al mundo de la halterofilia. Suyo es el club Leónidas de Oviedo que sigue cosechando triunfos como, cuenta orgulloso, el de Olga Fernández, de Tudela Agüeria, campeona de Europa de 48 kilos con sólo 22 años.

Su historia con el Ayuntamiento empezó después de acabar la carrera de Magisterio, hacer la mili y opositar. Era una plaza de peón. La sacó y ya nunca más volvió a opositar. Aunque de alguna forma siguió utilizando el título de maestro y la pasión del deportista para preparar a muchos que hoy son compañeros. En especial, cuenta, ha trabajado preparando para las pruebas a bomberos y policías.

El caso es que a Vladimir, que es oficial de cloración, le ofrecieron hace 25 años coger la plaza del funcionario que estaba destinado en los depósitos de Cuyences. Antes, cada depósito tenía una vivienda asociada. Se fueron perdiendo todos pero quedó la suya. Pese a las ventajas que aparente la situación, Cárcaba explica que tiene también sus contras. Cuyences está lejos y aislado. Su madre, que vivió una temporada con él, chiflaba. "Allí entra la niebla y ya no se va".

Aunque asociado a la empresa responsable del agua en el municipio, él es trabajador municipal. No sólo en Cuyences, sino encargado de los niveles de cloro de todo el municipio. ¿Beberá agua de Oviedo, entonces, grifo, siempre? Pues no. A Vladimir Cárcaba, responsable del cloro en Oviedo, no le gusta el agua y siempre que puede bebe con gas. Pero insiste en que tanto sus hijos como toda su familia siempre han bebido de la del grifo, que para eso tiene tanta o mejor calidad que la que se puede comprar en botella.