"Los enfermos de sida en China están marginados y desde la casa Ricci tratamos de darles una vida normal". Lo explicó ayer en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA Fernando Azpiroz, director de la Casa Ricci de Servicios Sociales, la institución fundada en Macao por el jesuita gijonés Luis Ruiz, centrada en devolver la dignidad a enfermos y desfavorecidos.
Fernando Azpiroz, que fue presentado por el padre Fermín Ruiz, capellán del Centro Médico y exmisionero en China, alabó la labor de Ruiz, al que se le conoce como "el ángel de Macao", que también centró su trabajo en las leproserías. La Casa Ricci realiza su labor en siete provincias chinas y también atiende a trabajadoras sexuales. "Nuestro objetivo es que China sea un país más solidario y abierto al resto del mundo", señaló Azpiroz, nacido en Argentina en una familia de catorce hermanos.
El religioso contó casos como el de un niño al que encontró un policía en un basurero, infectado con VIH, y que hoy, ya con 16 años, lleva una vida normal de estudiante.
"Hay sonrisa, pero hay dolor. Así es la realidad de nuestros centros", explicó el jesuita, quien detalló de manera pormenorizada su misión. La Casa Ricci también acompaña espiritualmente y forma profesionalmente a las personas y comunidades que se acercan a los centros.
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