Eran las 12.28 horas y justo delante de la Catedral Omar García Suárez proclamaba: "Ovetenses, foráneos, sabed que dan comienzo las fiestas de La Balesquida". García Suárez es el Heraldo de los festejos e hizo el anuncio a lomos de "Bandolero", un hermoso caballo blanco. Un detalle en la escena dejaba claro lo que todos esperan, que el tiempo acompañe en la celebración, mañana, del Martes de Campo. Ante la previsión de lluvia, Omar había calzado a "Bandolero" con una suerte de zapatos de goma antideslizantes. "Es para evitar que resbale si se pone a llover", explicaba el jinete.

La misma esperanza, la de que no llueva, la tenían tanto el presidente de la Sociedad Protectora de La Balesquida, José Antonio Alonso, como el alcalde en funciones, Wenceslao López. Los dos confiaban en que el tiempo, ayer lluvioso, mejore de cara a mañana. "Es fundamental que no llueva para que la gente salga de casa y celebre la fiesta", consideró el regidor.

Las fiestas de La Balesquida, que tienen mañana su "día grande", celebraron ayer la cabalgata del Heraldo o "la fama". Omar García anunció el inicio de las fiestas y recorrió junto a su comitiva las calles del centro de la ciudad. Junto a él, una representación del gremio de alfayates, los sastres a los que Velasquita Giráldez donó sus bienes en el año 1232 y que están en el origen de estos festejos de La Balesquida. Por cierto, el "sastre mayor" hizo el recorrido en una calesa tirada por un caballo.

También formaron parte de la cabalgata la Banda de Gaitas Ciudad de Oviedo y el grupo folclórico "La Sidrina" de Lugones, así como un grupo de "cabezudos" y un colectivo de malabaristas que jugaron con fuego durante todo el recorrido.

El Heraldo recibe el permiso para celebrar las fiestas de la Balesquida

El Heraldo recibe el permiso para celebrar las fiestas de la Balesquida

La comitiva llegó pasada la una de la tarde a la plaza del Ayuntamiento. En el balcón esperaban el Alcalde y el presidente de la sociedad. Tras el toque de trompeta, el Heraldo habló: "Por orden del presidente de la Sociedad Protectora de La Balesquida y con la venia del señor alcalde y corregidor de la ciudad de Oviedo, este heraldo y pregonero solicita, como es de rigor, el preceptivo permiso para proceder al reparto del bollo de pan de fisga con chorizo y medio cuartillo de vino de pasado el monte, que como es tradicional se hará en el Campo San Francisco el próximo martes día 11". "Permiso concedido", exclamó Wenceslao López desde el balcón de las Consistoriales, para jolgorio del heraldo y del público que aplaudió en espera de la fiesta de mañana. Sonó entonces a la gaita el himno de Asturias.

Tras el preceptivo y simbólico acto, el Heraldo emprendió de nuevo camino, en esta ocasión por las calles Cimadevilla y Rúa en dirección a la plaza Porlier. El jinete hizo un alto a la puerta de la capilla de La Balesquida, en la plaza de la Catedral, en el extremo opuesto a San Salvador. El templo tenía las puertas abiertas para que los fieles contemplasen a Nuestra Señora de la Esperanza. Además, la fachada había sido decorada con ramas de laurel.

Una vez en Porlier se celebró un acto que era novedad este año, el baile de la danza prima. Las obras en la plaza de la Catedral y un litigio entre el Ayuntamiento y la empresa impidieron la celebración del mercado medieval y la exhibición de cetrería, así que la Sociedad Protectora introdujo el baile de la danza prima en Porlier. Los integrantes de la cabalgata, ya sin el Heraldo, danzaron al son de la canción compuesta para la ocasión por Carmen Villaverde, de la junta directiva de la sociedad, que en sus estrofas hace referencia a los alfayates ("Onde van los xastres / van pa Pumarín / a beber el vino / del señor Pellín"), así como a la fiesta y a Velasquita Giráldez ("Viva doña Velasquita / por dexanos n'Uviéu / una fiesta tan prestosa / que muncho y agradecemos"). Que así sea y que no llueva.