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Futura maestra, sacó un 10 en todas las pruebas de la última oposición

Adriana Triviño: "Para sacar tres dieces hace falta constancia y también distraerte un poco"

"Ser maestra no es 'pintar macarrones', tenemos una responsabilidad muy grande, podemos orientar a los alumnos al éxito o al fracaso"

Adriana Triviño Pérez. CAROLINA DÍAZ

Tres exámenes y tres dieces. De los 636 opositores para las 12 plazas de maestros de educación especial (Pedagogía Terapéutica) la ovetense Adriana Triviño ha sido la única capaz de lograr la máxima calificación en todas las pruebas. El próximo septiembre cumplirá un año como graduada en Magisterio, en la especialidad de Pedagogía Terapéutica, cursada en la facultad Padre Ossó. El pasado martes cumplió 23 años y no pudo tener mejor regalo que conocer los resultados de las oposiciones que realizó a principios de este mes. Con todo, le queda la valoración de méritos para saber si logra una de las plazas. Será a lo largo del día de hoy cuando conocerá si ve su sueño de ser maestra cumplido o no; una vocación que le viene desde muy pequeña.

- ¿En que momento decidió estudiar Magisterio?

-Siempre quise dedicarme a esto, desde que tengo uso de razón. Nunca quise ser otra cosa que no fuera profesora, me gusta mucho enseñar, pero en mi último año de carrera, cuando hice las prácticas de mi especialidad, Pedagogía Terapéutica, en el Centro de Educación Especial de Latores, fue cuando lo tuve más claro que nunca y decidí que iba a opositar.

- ¿Qué fue lo que le hizo tenerlo tan claro?

-Aprendí que realmente podía ayudar a los niños y formarlos para ser lo más autónomos e independientes posible. Me gusta ver los logros de mis alumnos a largo plazo, recompensa mucho. Es una sensación increíble. En el futuro, me gustaría que se rompieran las barreras que impiden la participación de todos los alumnos dentro de una clase. Queda mucho por recorrer, pero mediante la inclusión y la normalización, se puede conseguir.

- Supongo que esa sería la principal idea del plan de apoyo que presentó en las oposiciones.

-Sí, la normalización, la igualdad y la inclusión de todos los alumnos. El examen tenía dos partes: la exposición de un tema y un supuesto práctico, y una segunda parte en la que defendías una plan de apoyo elaborado por ti mismo de un caso individualizado. Se trataba de demostrar que realmente sabías trabajar con cualquier niño que necesite una atención especializada dentro de una clase. En el mío, me inventé un caso sobre una niña con trastorno de espectro autista. Busqué establecer de forma muy clara mis funciones como profesora terapéutica y aplicar una metodología lo más inclusiva posible. Intenté que se ajustase al máximo a los criterios establecidos y creo que lo conseguí. Cuando acabé la exposición del plan de apoyo, la última parte, los miembros del tribunal tenían la opción de hacerme preguntas o de no hacerlas. A mí no me hicieron ninguna.

- Una buena señal.

-Sí que lo fue. Aún así, a lo largo del día de hoy me dicen si me dan la plaza o no, pero, tengo claro que, aunque esté trabajando, también quiero seguir estudiando. Ya tengo mirado el máster a distancia sobre conductas de la Universidad de Valencia, pero no es el único que quiero hacer. Después quiero hacer el doctorado. Como docentes tenemos que seguir formándonos, seguir estudiando y probar nuevas metodología. Ser profesor no es "pintar macarrones", como dicen por ahí.

- ¿Qué piensa cuando dicen ese tipo de expresiones?

-Cuando oigo esas cosas veo desconocimiento, y veo también mucha ignorancia. Es una idea que está muy asentada en la sociedad, y poco a poco, sobre todo nosotros, los que estamos empezando, tenemos que romper con esos mitos. Los maestros tenemos una responsabilidad muy grande. Podemos orientar a los alumnos hacia el éxito o hacia el fracaso. En nuestras manos está mejorar la sociedad y el futuro de mucha gente.

- ¿Cómo preparó las oposiciones?

-En septiembre me apunté a la academia, con la profesora Yolanda Gutiérrez. Primero empecé a estudiar cuatro horas al día y luego progresivamente fui aumentando el ritmo. La verdad es que durante el año no estuve trabajando pero sí que compaginé las oposiciones con otros estudios, como inglés.

- No fue una dedicación única y exclusiva.

-Las oposiciones siempre fueron mi prioridad, pero también hice más cosas. Yo no me esperaba esa nota, pero siempre tuve claro que quería presentarme. Evidentemente, sin esfuerzo, sin estudio y sin constancia no la sacas. Prepararse las oposiciones es una carrera de fondo. Esto ha sido mi trabajo, han sido muchas horas de dedicación, pero sin mi preparadora, Yolanda Gutiérrez, no lo habría conseguido. Tengo muchísimo que agradecerle. En la facultad también nos prepararan muy bien, con muchas exposiciones y trabajos. Pero mi familia y mis amigos, con toda la paciencia que han tenido conmigo, han sido importantísimos.

- ¿Qué consejo le daría a alguien que va a opositar? ¿Cómo se sacan tres dieces?

-Paciencia y constancia. Sobre todo, constancia. No te tienes por qué encerrarte en casa o en el centro de estudios. También tienes que distraerte un poco y hacer algo de vida social. Eso es lo que a mí me ayudaba. Yo estudiaba por la mañana y por la tarde, pero por la noche salía a dar una vuelta o lo que fuera. Es importante no agobiarse, es una carrera de fondo, pero se puede.

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