La Catedral es uno de los espacios clásicos de la Noche Blanca ovetense, y así quedó demostrado ayer con el concierto de la Capilla Polifónica Ciudad de Oviedo. La formación comenzaba a las nueve de la noche su interpretación del "Stabat Mater", de Giovanni Battista Pergolesi, acompañada de órgano, pero el atractivo del recital se hacía notar horas antes.

Una larga cola se formó a la puerta del templo y se extendió por la plaza; cuando se abrieron las puertas, hubo muchos afortunados que lograron acceder pero también hubo otros tantos que tuvieron la mala suerte de quedar fuera, porque el aforo se completó rápidamente. Las puertas de la Catedral se cerraron sin piedad.

Una mujer se lamentaba profundamente de haber estado "más de hora y media haciendo cola para, al final, quedarme a la puerta". Como ella, muchos otros se sentían profundamente contrariados por perderse el recital. Algunos incluso aguardaron largo tiempo todavía frente a la verja cerrada, con la esperanza de que los dejasen entrar, pero finalmente fue imposible. La Catedral estaba literalmente llena.

El lugar era el adecuado para un concierto de estas características: una pieza barroca de carácter sacro, que casaba perfectamente con la sonoridad del templo. En este caso, la Capilla Polifónica Ciudad de Oviedo, bajo la batuta de Pablo Moras interpretó una versión de la obra acompañada al órgano.

Fue algo más de una hora de recital que entusiasmó al público. El concierto fue premiado con una prolongada ovación.