La ópera "Rinaldo", de Händel, que hoy se incorpora al repertorio del teatro Campoamor, con su estreno a partir de las 19.00 horas, es la primera de las cinco "óperas mágicas" del compositor inglés, conocidas así por la combinación de historias de caballeros, magos y hechizos que corría por sus fantásticos argumentos. Tal derroche requería un despliegue de efectos especiales a la altura, así que en su estreno en el Queen's Theatre de Haymarket, en Londres, en 1711, se decidió incluir verdaderos gorriones en un aria del personaje Almirena en la que dos flautas y un flautín la acompañaban evocando el canto de las aves. Luego soltaron los gorriones, que no solo se quedaron cantando a destiempo, sino que también se dedicaron a apagar las velas de los palcos "y a bombardear al público ya se imaginan ustedes con qué".

Así lo contó ayer, a partir de las 19.00 horas, en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA, María Sanhuesa, profesora de Musicología de la Universidad de Oviedo, que protagonizó el acto con el que este periódico se unió a la programación de la Noche Blanca de Oviedo y que terminó con la proyección de una selección de lo mejor del videoblog "Échame un Rinaldo", publicado en la edición digital de este periódico, y donde Aarón Zapico, director musical de la ópera que mañana se estrena, ha ido detallando todas las interioridades de los ensayos y entrevistando a algunos de los miembros del equipo musical y del reparto de cantantes y figurantes.

Sanhuesa demostró un conocimiento total de "Rinaldo" y, al tiempo, una notable capacidad para entretener al público mientras desmenuzaba los pormenores de esta obra, que definió como "la ópera de la magia, de los espejismos, de lo mutante, de lo inalcanzable", dijo antes de invitar a todos a acudir al gran teatro ovetense para "dejarse capturar, como si fuera por una novela de aventuras".

La musicóloga habló del libreto, inspirado en la "Jerusalén liberada" de Tasso, y de cada uno de los personajes que lo encarnan, detallando la complejidad interpretativa a la que ha de enfrentarse toda cantante que encarne a Armida, la bruja hechicera que trata infructuosamente de hacerse con el amor del cruzado Rinaldo. Una ópera con una de las arias más populares, "Lascia ch'io pianga", que fue utilizada en varias películas. Entre ellas, aunque parezca imposible, en "Amanece, que no es poco".