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ÁNGELES VARELA | Doctora en Filología Hispánica 

Ángeles Varela, filóloga: "Sustituir el masculino genérico por la letra 'e', como 'guape', es un uso bastante ridículo"

"Es básico respetar la economía del lenguaje para transmitir un mensaje eficaz sin necesidad de un continuo doblez gramatical del tipo 'ellos y ellas'"

Ángeles Varela, filóloga: "Sustituir el masculino genérico por la letra 'e', como 'guape', es un uso bastante ridículo"

A Ángeles Varela le gusta conversar. Escoge las palabras adecuadas en cada momento y critica sin vacilación, pero desde el respeto las posturas que no comparte. Doctora en Filología Hispánica y profesora de Literatura Española en la Universidad San Pablo CEU, en Madrid, dirigió durante diez años en esa institución el Observatorio de la Mujer con especial interés en la conciliación de la vida laboral y familiar y la transformación de las corrientes feministas. Esta profesora natural de Valladolid ofrece mañana en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA, a las 19.30 horas, la conferencia “Cómo está influyendo la ideología de género en el lenguaje”. El acto está organizado por la Fundación para el Desarrollo de la Oncología, Fundeso, y el Grupo de Estudios de familia y Género, Efyge.

­-¿Qué opina de la corriente “queer” (término inglés que alude a una orientación sexual o de género diferente a lo establecido socialmente) que habla y escribe evitando hacer referencia al género masculino o femenino?

-Es una propuesta que ha tenido un recorrido más o menos heterogéneo por Hispanoamérica, sobre todo en Argentina y Chile. Sustituir el masculino genérico por la letra “e”, como “guape”, es un uso bastante ridículo. Es absolutamente imposible mantener un discurso así. Algunos colectivos “queer” y LGTB han intentado hablar de esa forma en público y no han sido capaces de mantenerlo hasta el final.

­­-También estos colectivos han usado la “@” y la “x” para evitar el género gramatical.

-Sí. Esas propuestas son anteriores a la “e” y se quedaron desprestigiadas por impronunciables.

­-¿El castellano es limitado para describir la diversidad?

-El castellano es suficientemente amplio, rico y complejo para amparar la diversidad. Otra cosa es el uso que se hace de él. Además, nuestro idioma es inclusivo. Lo que ocurre es que se está utilizando esa inclusión para popularizar o visibilizar otro lenguaje, algo exclusivo de un lobby concreto.

­-Podemos hablar, por tanto, de un género gramatical y de un género social?

-Es clave entender que en español sexo y género no son lo mismo y que por eso el masculino genérico ampara y visibiliza a hombres y a mujeres. Sin embargo, en las últimas ediciones de la RAE apareció el término “género” con una acepción referida a la cultura en torno al sexo masculino o al femenino. Es decir, una diferenciación entre sexo biológico y la construcción social en torno a los distintos sexos. En la actualidad, la propuesta ha virado hacia la destrucción del género. De hecho, ese es el título de algunos libros de la teoría “queer”: “El género en disputa” o “La destrucción del género”. Es una forma de llamar la atención.

­-¿Qué le parece el uso cada vez más frecuente de “bienvenidos y bienvenidas”, “niños y niñas” o “ellos y ellas”?

-Siempre ha existido. ¿Hace cuánto se dice “señoras y señores?”. Su uso se acepta como encabezamiento porque deja claro nada más empezar un trato equitativo entre hombres y mujeres. Ahora bien, no se puede continuar así el resto del discurso porque da lugar a un montón de anacolutos, de faltas de concordancia. Es básico respetar la economía del lenguaje para transmitir un mensaje eficaz sin necesidad de un continuo doblez gramatical del tipo “ellos y ellas”.

­-Usted es experta en el análisis de la igualdad entre hombre y mujer, y en la conciliación de la vida laboral y familiar. ¿España sabe conciliar?

-En España se concilia gracias al sacrificio de los abuelos y de las madres. Eso no es exactamente conciliar, pero ayuda y es un fenómeno exclusivo de la cultura hispánica. No pasa en Estados Unidos.

­-Ha hablado de las madres o las mujeres. ¿Los hombres no han dado un paso adelante en la corresponsabilidad?

­-Las cifras están mejorando en los últimos años, pero de todas formas, también tenemos que tener en cuenta que la corresponsabilidad pasa por educar en esos valores a nuestros hijos.

-¿Cuál es el grado de culpa de la jornada laboral española en la falta de conciliación?

-Altísimo. Pertenecí muchos años a la Asociación para la Racionalización de los Horarios Españoles. La jornada laboral es excesiva, hay horas en las que ya no se es competente. Especialmente por la tarde y por la noche. En España se alargan las jornadas de trabajo hasta el punto de que ni siquiera coinciden con las de otros países dificultando cosas como las relaciones comerciales internacionales. También creo que los horarios españoles deberían adecuarse a los colegios, pero me temo que los centros educativos van a la contra.

­-¿A qué se refiere?

-Los colegios deberían replantear sus horarios porque van en contra de las familias. Cada hijo, en función de su edad, sale a una hora distinta para que el patio esté despejado. Pero, ¿la casa de los padres cuándo va a estar despejada? Los profesores son una minoría en comparación con el número de padres afectados.

­-¿Cree que acogerse a una media jornada es la solución?

­-La política debe encaminarse a solucionar este tipo de conflictos de conciliación. Por lo demás, me parece muy bien que un hombre o una mujer escojan ser felices por encima de su trabajo. Desgraciadamente, esa decisión se critica mucho. Yo lo llamo despotismo ético.

-Usted dirigió un Observatorio de la Mujer durante una década. ¿Han cambiado las prioridades de esa institución?

-En el feminismo ha desaparecido el sujeto mujer hacia otras reivindicaciones que no tienen nada que ver con la lucha de la mujer trabajadora. Es necesario que en este país surja un movimiento feminista basado en la equidad. También creo que es más necesario que nunca diseñar una política que elimine la violencia.

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