Ocasionalmente la geología que conforma las montañas muestra una sinfonía cromática tan sugestiva que las convierte en verdaderos caprichos visuales de la Naturaleza. En el planeta existen dos comarcas que, aunque separadas unos miles de kilómetros, destacan sobre las demás: una de ellas se ubica en la República Popular China y la otra en Perú.
La primera región citada se encuentra en el Parque Nacional Geológico Zhangye Danxia (China), que gracias a la riqueza de la paleta que hace ostensible, recibe asimismo el nombre de "Montañas Arco Iris".
Este ámbito protegido, declarado Patrimonio de la Humanidad en 2010, se halla en la provincia de Gansu, ocupa una extensión de varios cientos de kilómetros cuadrados y muestra un paisaje árido debido a la escasez de lluvias, amén de ser reconocido por ser lugar de paso de la ruta de la seda. Allí afloran los montes Qilian constituidos por rocas sedimentarias estratificadas del Paleógeno más moderno con una antigüedad de 24 millones de años.
Un mundo de fantasía
Parece un mundo de fantasía, un espectáculo impactante, pues allí se distingue un amplio abanico coloríatico que va de los ocres a los azules, pasando por los amarillos y violetas. La observación de estos magníficos panoramas se puede hacer desde cuatro plataformas instaladas al efecto. Las imágenes más espectaculares de esta geografía multicolor se obtienen al amanecer y al atardecer.
Algo similar sucede a un centenar de kilómetros al sureste de Cusco (Perú), en plena cordillera andina de Vilcanota. Allí existe una icónica elevación de 5.200 metros sobre el nivel del mar nombrada Vinicunca o, por su desarrollo multicolor, "Montaña de los Siete Colores" o, al igual que en el caso precedente, "Arco Iris".
Hasta hace poco, gran parte de estos relieves orográficos estaban cubiertos por hielo y nieves perpetuas. Hoy día, su hostil climatología no facilita el que crezca la vegetación, lo que permite visionar con nitidez las rocas desnudas.
La particularidad de este orógeno es que sus laderas exteriorizan franjas con estratos de diferentes colores. Se trata de una sucesión de rocas sedimentarias formadas desde hace unos 65 millones de años, pero que también agrupa otras petrografías bastante más modernas de hace 2 millones de años . Una vez finalizado el proceso de sedimentación, las rocas fueron plegadas por los esfuerzos tectónicos, dibujando bellos pliegues resaltados por las bandas tintadas.
Las diferentes litologías de areniscas y arcillas que forman la montaña están teñidas con un amplio abanico que abarca la gama del rojo fucsia, rosa, lila, violeta hasta lavanda, acompañada por el azul turquesa, blanco, verde o el pardo-amarillento. En España tenemos algunos ejemplos de terrenos coloreados, aunque no tan espectaculares como los aludidos. Es famoso el "mirador de la Tarta" de Tenerife, en el Parque Nacional de Las Cañadas del Teide.
Como se puede adivinar el nombre de "tarta" viene dado por el colorido que muestran los estratos volcánicos. Cada una de las capas pertenece a una erupción distinta, la blanca está formada por fragmentos de piedra pómez o pumita (conocida como "capa fonolítica") arrastrados por el viento, las oscuras son restos basálticos y las rojizas son igualmente cenizas basálticas que sufrieron una fase de oxidación.
Estratos volcánicos de la "tarta", en Las Cañadas del Teide. ¿A qué son debidos los colores tan llamativos que exhiben algunas rocas? Aunque son muchos los aspectos que influyen, mayoritariamente la coloración está en función del contenido en hierro y de la materia orgánica presente. En menor proporción también interviene el manganeso y, en el caso de rocas detríticas, el tamaño de grano. Además, juega un papel relevante la oxidación de los minerales petrográficos originales.
