La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Los pingüinos salen del ascensor

José Luis Moro y Mario Gil, que triunfaron a finales de los 80 con sus letras jocosas, recuperan mañana en Oviedo sus grandes clásicos

Están algo así como en semilibertad, los pingüinos no se dejan ver mucho y solo salen a pasear cuando el ambiente les es propicio. José Luis Moro, líder de "Un Pingüino en mi Ascensor", reconoce que solo tocan "cuando y donde nos apetece". Uno de esos lugares es La Salvaje, en Oviedo, y allí estarán mañana, con las entradas agotadas desde hace tiempo.

"Nos dedicamos a otras cosas y solo mantenemos el grupo para pasarlo bien", insiste Moro. De hecho, ni siquiera han renovado su repertorio desde los años 90 y en sus conciertos suenan clásicos como "Espiando a mi vecina", "y una colección de versiones de canciones muy conocidas que parece que le gustan a la gente".

Son amantes de la fiesta y de la diversión, de echarse unas risas, y quieren que el público tenga la misma sensación que tienen ellos cuando hacen cosas como "Voyage, voyage" convertido en "Foagrás, foagrás" o "Love is in the air" cantando "Viajo en Ryanair".

Dejaron los escenarios en los 90, pero mantienen una actividad constante que les lleva a ofrecer entre treinta y cuarenta conciertos al año sin dejar su actividad profesional. "Nos va muy bien en nuestros trabajos, pero hay sitios como Oviedo en los que no podemos decir que no tocamos", dice Moro. En los últimos años han estado varias veces en la ciudad y aplauden al público que les aplaude a ellos. "El gusanillo sigue estando ahí y aunque no componemos nuevos temas seguimos tocando nuestros pequeños clásicos", dice la mitad de la banda junto a Mario Gil.

Sus letras nacieron con una vocación de atemporalidad y por eso siguen divirtiendo al público. No buscan más que diversión. "En los años duros de la crisis, entre 2009 y 2011, cuando acabábamos un concierto se nos acercaba gente para darnos las gracias por haberles hecho reír durante un rato", reflexiona Moro, que ve en esta una de las razones para seguir subiéndose de vez en cuando a los escenarios.

Son pingüinos en semilibertad, y mañana volverán a pasearse por Oviedo, volverán a uno de sus balnearios particulares para pasar el rato, para respirar de sus trabajos y cantar unas tonadillas que todo el público coreará como aquellas canciones de los años 80, alejadas de los cánones, de las normas de la posmovida y con el único objetivo de reírse y de pasar un buen rato escuchando música.

Compartir el artículo

stats