El del domingo fue un derbi descafeinado, con poco más de 20.000 espectadores en las gradas, pero volvió a poner de manifiesto las carencias de los accesos al Tartiere y la evidente peligrosidad de la gran escalera que comunica la zona de la tribuna Lángara con la avenida Alejandro Casona. Bajo la lluvia, miles de personas se vieron afectadas por el colapso de esa salida del recinto de la Ería, claramente insuficiente a poco que el estadio presente una buena entrada.
Los aficionados azules llevan reclamando la mejora de los accesos desde la inauguración del nuevo campo, en el mes de septiembre de 2000. Además, desde entonces se han puesto sobre la mesa diferentes proyectos municipales, a base de rampas y ascensores, sin que ninguno de ellos llegara a buen puerto. Así, ya en 2000, Ayuntamiento y club llegaron a un acuerdo para mecanizar el polémico tramo de escaleras. Más adelante se presentaron otras iniciativas que también fracasaron.
Además de por la incomodidad, los aficionados también reclaman una actuación que permita evitar la escalera por cuestiones de seguridad. Y es que si, por alguna razón, se produjese una estampida con la escalera llena las consecuencias podrían ser muy graves.
