"El gran reto para llegar a curar las enfermedades neurodegenerativas es tratar de regenerar las neuronas, algo que Cajal consideraba inviable, pero a lo que se llegará en el futuro seguramente". Así lo dijo ayer en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA Jesús Ávila, investigador del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa CBMSO-CISC y primer discípulo de la bioquímica Margarita Salas.

"Severo Ochoa y el CBMSO: de la biología molecular a la neurodegeneración", es el título de la conferencia que cerró las "Charlas de otoño" del CSIC, que este año han alcanzado un extraordinario nivel, tal como señaló la delegada institucional en Asturias, Ángeles Gómez Borrego.

Jesús Ávila lleva más de treinta años trabajando sobre la enfermedad de Alzheimer, fundamentalmente sobre la proteína tau, el componente de los ovillos neurofibrilares, presentes en los pacientes, ovillos que han sido relacionados con la demencia, tal como indicó. Ha publicado más de quinientos artículos, la mayoría de ellos relacionados con la enfermedad de Alzheimer. Jesús Ávila también habló del aspecto humano de la ciencia y recalcó la actitud humilde de Severo Ochoa. "En un mundo donde a todo el mundo le gusta presumir y figurar, él llegaba discretamente y se presentaba solo con su nombre, de forma muy discreta; también solía sentarse en las filas de atrás, pero cuando preguntaba daba leña", aseguró. "Lo importante de este negocio, como decía Severo Ochoa, no es ser famoso, es transmitir el conocimiento de unos a otros", añadió. A la conferencia de ayer acudieron, entre otros, la decana de la Facultad de Química Susana Fernández y el presidente de la Asociación de Químicos, Miguel Ferrero.