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San Javier, el latido de la Tenderina

Las dificultades del barrio y el desarrollo durante más de medio siglo de una parroquia que mañana estrenará nuevo templo

San Javier, el latido de la Tenderina

A punto, por fin, de hacer realidad la inauguración de la nueva Iglesia de San Francisco Javier, a la que la tradición oral ha omitido su primer nombre, y como miembro de esta comunidad parroquial a la que pertenecí en sus primeros pasos, toca hoy recapitular y recordar a quienes hicieron posible toda esta larga y entrañable andadura pastoral y social.

A finales de la década de 1950, y ante el creciente número de población en la Tenderina, por entonces perteneciente a la Parroquia de Santa María la Real de la Corte, donde todos los vecinos habíamos recibido los santos sacramentos, parecía aconsejable la construcción de una nueva sede eclesial, más cercana ala comunidad del bario. La dificultad, claro, era insalvable en aquellos tiempos, por lo que el 29 de marzo de 1959, los locales del Ministerio de Obras Públicas (todavía hoy, presentes en el barrio), fueron la sede de la primera eucaristía que daría lugar a la nueva parroquia de San Francisco Javier. Al frente, el joven cura carbayón de 33 años de edad, Don Manuel Gutiérrez García. Un hombre sobrio y comprometido con su tarea pastoral, hasta el punto que incluyó, no sin la recriminación de su madre con la que vivía, visitas muy frecuentes a los chigres próximos al templo, donde trataba de relacionarse con los feligreses y acercarlos a la iglesia. Organizó procesiones en el barrio y encontró el compromiso de la vecindad.

En septiembre del mismo año de 1959, un modesto local ubicado en la confluencia de la parte baja de la Avenida de Torrelavega y la calle Fernando Zuazua, fue la solución provisional. Los llenazos en las misas de aquel modesto almacén (la Tenderina contaba por aquellos años con unos 8.000 habitantes, aproximadamente), dieron lugar a la inauguración de la Iglesia de San Francisco Javier, en abril de 1962. Desde el principio, y mucho más allá de un templo católico, la dirección eclesial se propuso llegar al fondo de las relaciones sociales del barrio. Dentro del llamado Hogar Parroquial se organizaron la Junta de Cáritas y la de Acción Católica, o el Ropero, que se reunía los viernes por la tarde en un modesto salón de actos donde también tuvo asiento la Rondalla de San Javier (1962-1982), bajo la batuta del querido maestro Joaquín Coppen Alonso. Fue el mismo que fundó y dirigió el Coro de San Javier (1978-1984), que dos años antes de su desaparición llevó a cabo una grabación discográfica en formato cassette. Dicho coro ha sido reorganizado hace pocos años. Ambas formaciones musicales formaron parte muy activa de la vida cultural de la parroquia y actuaban en fiestas señaladas como el Día de la Madre o de San José. Un modesto bar que se anunciaba con la afrancesada denominación de "ambigú" ubicado en el primer piso del edificio, junto al salón de actos, era el lugar ideal para reunirse en un ambiente de camaradería vecinal. Después de la Misa dominical de las 12,30 concitaba a toda la vecindad.

Enseguida surgieron nuevos impulsos comunitarios como el periódico "Familia Parroquial" (suplemento del boletín oficial del Arzobispado de Oviedo); el Grupo de la Alegría, a cargo de Manolita Martínez "La maestra", dirigiendo numerosas representaciones teatrales de niños, a quienes ensayaba, apuntaba desde bambalinas, y confeccionaba el vestuario con sacos de naylon, papel, y cartulinas de colores. De los títulos infantiles representados, se recuerda "Los niños del Pireo", o varios números de zarzuelas como "¿Dónde estarán nuestros mozos?", de "La del Soto del Parral", o "Las espigadoras", de "La rosa del azafrán".

También actuaba del dúo formado por la propia Manolita Martínez y Albina (limpiadora de la iglesia), de quienes recordamos la representación en la terraza del edificio parroquial, del sainete asturiano "Siempre contigo Mariyina". Testigo de excepción, y dando cuenta puntual de todo ello, estaba Mariano "El fotógrafo". Nada de esto hubiera sido posible sin que, primero, se conjugaran el aliento de la propia iglesia, y sobre todo, del laicado que la arropaba, tan numeroso como entusiasta. De este modo, una legión de hombres y mujeres del entorno de esta parroquia, fueron quienes se pusieron al frente de una serie de iniciativas comunitarias que, sirvieron para urdir los mimbres solidarios de aquella gran familia. Su largo listado haría imposible recordarlos a todos, sin embargo, hay nombres que permanecen en la memoria colectiva de todos cuantos fuimos parte de aquella comunidad: Ovidio Menéndez, Marcelino, Ortega, Fruela, Villalobos, Mauro, o José Antonio Montes, un todo terreno que puso en marcha en 1963 el Club San Javier, de fútbol (compitió hasta mitad de la década de 1980), y en el que Montes ejerció de presidente, entrenador, utillero, y de lo que hiciera falta. A su alrededor y desde 1970, la "Peña Azul Manolín", una de las más antiguas del oviedismo, y homónima del mismo guaje del propio barrio, que llegó muy joven al primer equipo del Real Oviedo.

Con la llegada en 1964, de Don Vicente Enrique y Tarancón como arzobispo de Oviedo, al observar las cualidades sobresalientes del titular de la parroquia, un año más tarde Don Manuel Gutiérrez fue nombrado Rector del Seminario Metropolitano de Oviedo, siendo sustituido por Don Manuel López Álvarez, natural de Sotrondio, que hasta entonces ejercía de cura en Gijón. Se instaló con su hermana, su cuñado y cuatro sobrinos, en la vivienda situada en el último piso del propio edificio eclesial. Su antecesor, Don Manuel Gutiérrez, falleció en 1972 a la edad de 46 años, no sin antes haber dejado huella de su buen hacer, también, en el propio Seminario ovetense.

A principios de la década de 1970, los sábados por la tarde el joven coadjutor José Manuel Díaz (sobrino del querido cura de Ventanielles, Don Hermógenes Rodríguez), con una voz prodigiosa, dirigía la Misa de la Juventud acompañada de un Grupo Folk formado por Roberto Coppen (bajo), Vicentín (linotipista de LA NUEVA ESPAÑA); Fernando Casas (guitarras), Jesús Feito (banyo); Belén y Maria y López (voces), y Suny Voces Salazar como solista. Años después el coadjutor pasó a ser presentador del espacio diario de TVE Asturias "Panorama regional". A principio de cada verano y a modo de colofón, tenía lugar una gran excursión (normalmente en el tren del Vasco), a alguna localidad cercana. Los niños que no tenían faltas en el catecismo, viajaban gratis junto a sus catequistas. Recuerdo especialmente a Ignacio Galán, y a Ana Voces.

A principios de la década de 1980 llegó como titular Ceferino F. Suárez, y desde 2002, Alberto Reigada, bajo cuya dirección pastoral se forma en 2007 la Hermandad de los Estudiantes, la cual, y desde entonces, no ha dejado de dar lustre a las procesiones de la Semana Santa de Oviedo.

En fin, el barrio de la Tenderina está de enhorabuena, la inauguración del nuevo templo, fruto de un largo esfuerzo comunitario, deberá tener en cuenta su esforzada historia, y mirar al futuro con la esperanza de contar con muy sólidos cimientos.

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