Muchos de los asistentes al funeral de Pedro Vital Aza tuvieron que quedarse de pie porque la basílica de San Juan se llenó ayer hasta los topes para despedir al padre y marido de las actuales responsables de Casa Puyo, un restaurante histórico de la hostelería trubieca y con mucho carisma en Oviedo. Pedro Vital Aza, que falleció la noche del pasado miércoles a los 68 años de edad, "se fue muy pronto" dejando tras de si un legado de respeto y de cariño. "Conservaba a los amigos de la infancia y todo el mundo la quería. Era muy generoso, tanto en casa como para los demás", afirma su hija Carmela.

El fallecido trabajó como visitador médico vinculado a aspectos técnicos y administrativos de diferentes laboratorios del país, aunque era más conocido por su vinculación a Casa Puyo, un restaurante en el que "echaba una mano" siempre que su trabajo se lo permitía. No en vano, el restaurante trubieco estuvo en manos de su suegra desde 1955 hasta su fallecimiento (2012), de sus hermanas Maruchi y Marilí Menéndez y actualmente de su esposa, Marilí Díaz. Su hija Carmela también colabora en el negocio. "Era muy bueno. Ha sido un golpe muy duro porque era muy joven. Todos estamos destrozados porque lo queríamos mucho", acertó a decir su esposa al finalizar el funeral mientras recibía el pésame de un reguero de amigos.

El párroco de la Basílica de San Juan, Javier Suárez, también le dedicó unas bonitas palabras al fallecido durante el funeral. "Pedro era un hombre honesto, trabajador y muy amante de su familia. Estaba enamorado de sus nietos Pelayo y Pablo y su pérdida, puede decirse que repentina, nos ha dejado a todos afectados. Todos sabíamos que tenía la enfermedad fatal, pero se estaba recuperando lentamente hasta que le vino el golpe (un derrame cerebral)", dijo el párroco de San Juan. "Sirvió tanto en las mesas de Casa Puyo y atendió tan bien a sus clientes y amigos que ahora será bien atendido en la mesa celestial", añadió.

Pedro Vital Aza era hermano de José Aza González, que fue jefe del servicio de Cirugía General del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) y profesor titular de la Universidad de Oviedo hasta su fallecimiento en 2013.