Llevó tiempo, pero al final lo conseguimos". Fue la frase más repetida ayer durante los actos de inauguración de las obras de renovación y ampliación de la iglesia de San Francisco Javier de La Tenderina. La esperada puesta de largo de un templo "más grande y más luminoso" tras unos trabajos que todavía continúan en la estructura externa del edificio, superó todas las expectativas. A pesar del aumento del aforo en casi el doble, el templo se quedó pequeño y se contaron por decenas los fieles obligados a seguir la misa oficiada por el arzobispo, Jesús Sanz Montes, desde el exterior.

La celebración fue triple. El ansiado estreno peseguido con especial ahínco en la última década, el día grande de las fiestas patronales del barro y el inicio del adviento confluyeron en una celebración muy especial para el párroco, Alberto Reigada. "Quiero dar las gracias a Dios y a todos los que hicieron posible este arreglo, así como a los diferentes párrocos que pasaron por aquí en nuestros 60 años de historia", indicó visiblemente emocionado al final de la misa, de casi dos horas.