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Así es mi cole

La diversidad como virtud

El colegio Pablo Miaja ha convertido la presencia de alumnos de 22 países en un vehículo de enriquecimiento

Rafael Ignacio Ramírez Ortiz, Samy Janeisy Anrrango Fuerez, Elena Iglesias Maruca y Leihbib Aali Hatab. FERNANDO RODRÍGUEZ

El colegio público Pablo Miaja es, como señala su directora, María José Díaz, "fiel reflejo de la multiculturalidad que caracteriza a la sociedad". cuenta con 146 alumnos que proceden procedentes de veintidós países: además de España, Marruecos, Rumanía, Colombia, República Dominicana, Paraguay, Brasil, Rusia, China, Venezuela, Argelia, Ecuador, Nigeria, Cuba, Letonia, Ucrania, Senegal, Guatemala, Sahara, Vietnam y Estados Unidos.

Su equipo docente, formado por 20 profesores, se empeña en convertir esa diversidad en una ventaja, en una herramienta extraordinariamente poderosa de conocimiento. Cada país, con su cultura, religión, costumbre y bagaje personal de los que viajan desde él hasta el nuestro, supone para la comunidad un valor añadido y ofrece al alumnado "una visión global y realista del mundo con el enriquecimiento personal que ello conlleva".

El centro quiere hacer suyo uno de los objetivos fundamentales de la educación: "formar ciudadanos, personas que sean capaces de convivir en armonía y respeto, potenciando los valores de tolerancia, comunicación y colaboración", en palabras de la directora.

"Nuestra social es plural, diversa y desde nuestro centro pretendemos aprovechar la oportunidad que nos brinda esta diversidad social", señala María José Díaz. El reto es, entonces, "formar personas que sean interculturalmente competentes, solidarias, responsables, intentando dar una respuesta educativa en el marco de la equidad, garantizando la igualdad de oportunidades educativas y con la inclusión social como objetivo primordial.

La mayoría de los alumnos se incorporan al centro a lo largo de la etapa de Primaria. También son numerosos los traslados y las incorporaciones a lo largo del curso que suponen un reto educativo para la plantilla del colegio ovetense.

Porque, en ocasiones, los niños llegan con una lengua materna distinta o después de haber tenido una escolarización irregular, y llegan con cierto desfase. Pero todo ello se corrige con refuerzos educativos y medidas de inmersión lingüística, docencia compartida, flexibilización y desdobles cuando es posible. Son retos que el profesorado asume con ilusión y trabajo colaborativo.

Además de los docentes, el centro cuenta con una auxiliar educadora, una mediadora comunicativa, dos conserjes y un fisioterapeuta, adscrito a otro centro. Y como recursos externos, una profesora técnica de Servicios a la comunidad, que acude quincenalmente, y una maestra de inmersión lingüística. (Aula de inmersión lingüística del IES Pando). El Equipo Regional para la atención al alumnado con Necesidad Específica de Apoyo Educativo (Unidades de discapacidad sensorial auditiva, de altas capacidades, de trastornos del espectro del autismo y discapacidad física) colaboran también con la unidad de Orientación.

Toda la diversidad y toda la diferencia se convierten, en este colegio, en motivo de unión. Los alumnos comparten actividades en las que disfrutan de lo que les ofrece cada cultura. Y hay un especial cuidado en procurar una convivencia lo más pacífica posible. Los conflictos existen como en cualquier centro, y el colegio trata de atajarlos antes de que vayan a más. Incluso ha conseguido que el personal del comedor -al que acude el 75 por ciento de los alumnos- se implique en mejorar la convivencia.

El colegio cuenta con numerosas actividades complementarias y extraescolares. En estas últimas participa de forma muy activa la Asociación de Madres y Padres de Alumnos (AMPA), un colectivo que, según la directora está muy implicado con el trabajo del colegio.

Entre las actividades complementarias está el proyecto " Palabras para compartir?palabras para convivir", dirigido al alumnado de quinto y sexto en el que colaboran el resto de niveles y todo el profesorado del conforme al programa se ha creado un blog para compartir experiencias lectoras, libros viajeros interculturales, formación de ayudantes de biblioteca, o el programa "Déjame que te cuente", en el que familias y alumnado colaboran para contar relatos tradicionales de todos los países de origen que enriquecen el centro. A través de este proyecto se ha elegido la mascota de la biblioteca, en un concurso que ganó Desirée Fernández.

Son muchas las actividades que fomentan la integración, como "Escolinos de Babel" y "Español para familias", de la asociación ACCEM, y son todas las propuestas que buscan que todo lo bueno del mundo se reúna en el pequeño colegio ovetense.

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