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Grado

La triple suerte: la pareja a la que tocó la Lotería la pasada semana ya había sido agraciada en otros dos sorteos

"Tenemos muchísima alegría", dicen Aurelio Miranda y Maribel Tamargo, agraciados con el sorteo de la lotería, el tercer premio que reciben

Aurelio Miranda Pérez, "Cándido", y Maribel Tamargo Pérez, con el recorte enmarcado que guardan del sorteo del coche de LA NUEVA ESPAÑA. S. ARIAS

La suerte llama a la puerta del matrimonio Miranda-Tamargo por tercera vez. La pareja ha sido agraciada con 12.000 euros del segundo premio de la lotería nacional del pasado sábado, que recayó de manera íntegra en Grado con el número 72.763, que repartió un total de 720.000 euros entre los moscones. Es la tercera vez que resultan premiados en un sorteo. La primera fue en la década de los ochenta del siglo XX: un millón de pesetas con la lotería de Navidad; en el año 2005 les tocó el coche sorteado por LA NUEVA ESPAÑA y, ahora, la lotería nacional. "Estamos muy contentos, lo celebramos con cava y champín para los nietos, tenemos muchísima alegría", comenta Maribel Tamargo.

Ella es abonada del número en la Administración número 1 de Grado, La Blanca, desde hace más de treinta años. Y se enteró de que su cuenta corriente engordaba 12.000 euros a través de varias coincidencias. "Mi nuera Maira y una amiga fueron a hacer unas compras a Gijón y, estando allí, la madre de la amiga las llama por teléfono desde Valencia y les dice que tocó la lotería en Grado y que la terminación era en 3", recuerda Aurelio Miranda, más conocido popularmente como "Cándido". La nuera, conocedora de que juegan todas las semanas el mismo número, terminado en 3, llamó a su suegro, que en ese momento disfrutaba del partido de fútbol entre el Real Madrid y el Deportivo Alavés. "No-y lo creí y seguí viendo el partido". Mientras tanto, Tamargo cocinaba en casa la comida para los nietos cuando recibió la llamada. Un aviso que ni la alteró: "Vamos a comer y luego ya vemos", dijo.

Entre tanto, Miranda recibió la llamada de su hijo Adolfo, quien le preguntó si tenía dinero. "Y le digo: 'no, nun tengo', y me vuelve a decir: '¿tienes o no, porque entonces lo llevo yo, que le tocó la lotería a mi madre'", explica jocoso. Así, llegó el descanso del partido y se fue directo a casa, donde fue recibido por la nuera y los nietos en la calle "cantando, con abrazos y besos". Y, en casa, una fiesta. Los nietos, ya comidos, disfrutaron de la alegría de los mayores porque, como dice Miranda, "para un obrero, si tiene que ahorrar los 12.000 euros en un montón, hay que trabajar mucho". Por su parte, Tamargo no dio por ganado el boleto hasta que llamó a La Blanca, donde se lo confirmaron: "Fue una alegría", rememora.

Y ya está el dinero repartido y con objetivo. Dividieron el premio entre los dos hijos que tienen, "que será para los nietos, para pasar las Navidades lo mejor posible", dice Tamargo. Un dinero con el que disfrutarán de unas vacaciones por todo lo alto de las que, a buen seguro, los pequeños serán los más beneficiados.

Y no es la primera vez que la suerte toca en la puerta de la familia. En los años ochenta, les tocó un millón de pesetas con la lotería de Navidad. "Vino mi padre de La Coruña con la lotería porque en Navidad y Reyes siempre jugaba, y también cogía la de todos los sitios por los que paraba en Grado", avanza Miranda. De aquella, que con mil pesetas se hacían virguerías, el millón de pesetas dio para mucho, y ayudó a la familia.

La tercera vez que fueron ganadores de un sorteo fue en esta casa. El 28 de agosto de 2005 les tocó un coche del sorteo que realiza LA NUEVA ESPAÑA, y además llegó en el momento idóneo: "Por aquel entonces estaba yo sin coche y andaba buscando una furgoneta de segunda mano porque no tenía dinero para uno nuevo, ya que acababa de comprar un piso, un local y un coche para cada hijo, y no me podía quedar en pelotas". Y es, hasta la actualidad, el vehículo con el que se mueve el matrimonio para las salidas que les gusta hacer por la región y para acudir a las casas familiares de ambos, en las localidades de Grado de Alcubiella y Anzo. "Es una maravilla, va muy bien y me pienso jubilar de conducir en ese coche", afirma.

La suerte ya ha llamado tres veces a la puerta de los Miranda-Tamargo y ellos esperan que aún vuelva otra vez más; "aunque sea con un premio pequeño, siempre viene bien porque ayuda a seguir adelante", manifiestan. Ellos ya tienen su vida solucionada y disfrutan de la jubilación, pero estos premios sirven para poder repartir entre los hijos y los nietos, por quienes siempre han trabajado y luchado, y a quienes, ahora, miman con el dinero que han ganado en la lotería.

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