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Congelar el Bellas Artes

Los Presupuestos regionales persisten en el maltrato del anterior Ejecutivo a la pinacoteca y limitan a un gesto inútil la apuesta por la ampliación

Una de las salas del museo.

Apunten el dato: 4.100.118 euros. Ese era el presupuesto del Museo de Bellas Artes de Asturias en el año 2004. Desde entonces, la gran pinacoteca regional ha duplicado su espacio expositivo (gracias a la apertura en 2015 de la ampliación diseñada por Patxi Mangado) y su número de visitantes (pasando de los 51.919 con los que cerró aquel año a los 108.863 de 2018, en una cifra pareja a la que se prevé registrar este año), mientras que su presupuesto anual se ha reducido prácticamente a la mitad. Para el próximo ejercicio, el Principado de Asturias contempla un Presupuesto de 2.367.759 euros, de los cuales aproximadamente un tercio tiene que salir de las arcas del Ayuntamiento de Oviedo.

Esta cifra es prácticamente la misma que recibió el museo el año pasado. El incremento es de apenas 76.000 euros; en la práctica, se ha congelado el presupuesto del Bellas Artes.

Las comparaciones, siempre odiosas, son sin embargo inevitables. Es el mismo Ejecutivo que incrementa en 200.000 euros la partida para la promoción del asturiano (que pasa de 1.703.630 euros a 1.904.630, casi 350.000 más que lo que da al museo), o que mantiene a flote con permanentes inyecciones de dinero público a Laboral Centro de Arte, cuyo presupuesto para 2020 se eleva hasta los 2.045.672 euros pese a arrastrar una deuda millonaria.

La contrapartida para el Bellas Artes, el reflejo de la "gran apuesta" del Ejecutivo, se incluye en el capítulo VI, el de inversiones: 100.000 euros para la esperada segunda fase de la ampliación. Por situarnos: es la misma cantidad que el Ejecutivo destina al puente de arco en Laviana o al Plan del Prerrománico. Los hórreos, paneras y cabazos salen mejor parados, aunque por poco: las subvenciones para restaurarlos y realizar obras de conservación suman 125.000 euros.

La cantidad, aunque testimonial, no deja de tener relevancia política. El anterior Ejecutivo, que también se había fijado como objetivo, en un primer momento, completar la ampliación del Bellas Artes, acabó renegando del proyecto. Incluso el entonces viceconsejero de Cultura, Vicente Domínguez, llegó a defender que la conocida como "fase 2" de la ampliación no existía como tal. Ahora, con esta partida de 100.000 euros, la necesidad de culminar la ampliación vuelve a la agenda política. Otra cosa es que, realmente, ese apunte contable vaya a servir para algo más que como justificación cara a la opinión pública.

Completar la ampliación, según el proyecto de Mangado, tendría un coste estimado de cerca de cinco millones de euros. Que la obra es necesaria tampoco arroja dudas, ya que resolverá una serie de deficiencias que quedaron pendientes en la intervención original: el acceso a los depósitos del museo, la adecuada conexión entre los distintos edificios y la apertura de un salón de actos propio. También será balsámico para las cuentas del museo: en la actualidad, el Bellas Artes gasta unos 90.000 euros al año por el alquiler de un depósito exterior. Pero sin salir de ese capítulo de inversiones, el nuevo Ejecutivo persiste en castigar al Bellas Artes negándole la posibilidad de adquirir obra. El Principado suprimió en 2011 el capítulo que permite al museo comprar obra nueva para sus colecciones, y solo las donaciones han permitido al Bellas Artes ampliar sus fondos. Para poder competir con otras instituciones similares, el Bellas Artes necesitaría del orden de entre 500.000 y 600.000 euros anuales para reforzar sus colecciones.

Con un Presupuesto calcado al del año anterior y con esta persistencia en el error de no activar ese capítulo presupuestario, el Principado revela su auténtica visión del Bellas Artes: un museo congelado.

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