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Las novedades llenan la calle

Las atracciones navideñas del Campo generan colas a diario y los comerciantes aseguran "hacer el agosto en diciembre"

Dos mujeres se hacen un selfie ante el reno gigante de la calle Pelayo. IRMA COLLÍN

Oviedo está lleno hasta la bandera. Y no es una frase hecha. La plaza de la Escandalera, donde luce desde el sábado una enseña nacional, es uno de los puntos más populosos de la ciudad en los últimos días junto a Porlier, el Bombé, la plaza de la Catedral, Trascorrales y la calle Pelayo. En todos esos lugares hay novedades. Por un lado, la ya mencionada tela, y por otro, el alumbrado de Navidad y las atracciones infantiles. "El año pasado no había nada para llevar a los críos, pero ahora apetece salir en familia", decía ayer la vecina Elena Riesco mientras hacía cola con su marido y sus hijas de cinco y dos años ante un tiovivo del paseo del Bombé, una de las actividades del Campo San Francisco.

Los comerciantes aseguran "estar haciendo el agosto en diciembre", como afirma el propietario de una boutique del centro, cerca del túnel de luz instalado para las fiestas en la calle Pelayo. Las tiendas se benefician de todo. En un reducido perímetro urbano, los viandantes hacen fotos y selfis con la bandera española al fondo, se toman un café, compran ropa, vuelven a sacar la cámara para inmortalizarse bajo el luminoso "Navidad en Oviedo" y se van a patinar sobre hielo al Bombé o a visitar los belenes de Trascorrales.

"Espera. Necesito tomar distancia porque no sale la bandera". María Rosa García le intentó hacer ayer por la tarde una foto con el móvil a una amiga. No fue nada fácil. Los 25 metros de altura del fuste le complicaban el encuadre y un grupo de baile tradicional junto a La Maternidad, de Botero, tapaba continuamente a la protagonista de la imagen. Aquí y allá había una decena de personas intentando hacer lo mismo o simplemente fotografiando y grabando la enseña.

"No sé si los comerciantes de los barrios estarán igual de contentos porque sus calles no tienen la misma vida ni hay tanta gente", decía María Rosa antes de cambiar de idea y dirigirse a la calle Pelayo para inmortalizar el arco de luz. Esa y otras vías del entorno empezaron a volverse bulliciosas a partir de las cinco de la tarde con la apertura de las tiendas, y a eso de las seis por el encendido del alumbrado festivo. La iluminación de Navidad cuenta con más de un millón de bombillas colocadas, en su mayoría, en el centro y el casco urbano. El primer teniente de Alcalde, Nacho Cuesta, explicó hace unos días que el objetivo del equipo de gobierno con esta distribución es "reactivar la vida y comercio del centro urbano" siguiendo un modelo europeo, diferente al de años anteriores. Además, el Alcalde Alfredo Canteli ha apostado por un modelo de fiesta familiar con los niños en un papel protagonista. El mejor ejemplo es la carpa "Espacio Navidad" del Bombé. Hacia las cinco y media de la tarde apenas cabía ayer un alfiler para asistir a la primera de las dos funciones del musical "Tributo al rey león" y en la pista de patinaje los organizadores no daban abasto para establecer turnos de 45 minutos. Lo mismo ocurría en el bar climatizado que está justo al lado y en el que los acompañantes pasan el tiempo o esperan su turno.

Otra de las atracciones más demandadas es el tobogán de hielo, donde es posible bajar tres veces en un neumático por un precio de cinco euros. "No me molesta demasiado hacer cola si al final es para que los guajes lo pasen bien. Había que esperar más en los puestos de San Mateo", comentaba la ovetense Lucía Menéndez mientras aguantaba de pie junto a su familia para subir al tobogán.

En el mercadillo de Porlier se concentra un público más adulto en busca de productos selectos, artesanía, bisutería u objetos curiosos. Al final, la corriente humana termina dirigiéndose hacia el Nacimiento instalado sobre la fuente de la plaza de la Catedral y hacia la exposición de belenes en Trascorrales. Tres días después de la inauguración de estos espacios, los comerciantes de los 62 puestos de estilo nórdico hacen buen balance. "No nos podemos quejar. El puente de la Constitución y el buen tiempo, sin lluvia ni un frío excesivo, están jugando a nuestro favor, pero La Escandalera también era un buen sitio", explicó ayer Isabel Montes, al frente de un puesto de artículos realizados con corcho. Entre las críticas, la ineficacia de los puestos en caso de lluvia porque apenas tienen tejado para techarse, o, como dice otro de los comerciantes, Emilio Nevado, el sistema de adjudicación de puestos, que "favorece a los profesionales de Oviedo frente al resto".

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