El Presupuesto regional de 2020 obvia, para disgusto del gobierno local, la conexión entre las estaciones de ferrocarril y de autobuses de Oviedo. Se trata de una obra que los expertos consideran clave para fomentar la intermodalidad del transporte en la ciudad y cuyo coste se queda en 237.000 euros, según la última actualización del Principado. Sin embargo, pese a la importancia que se le otorga y a que no requiere una gran inversión -ni tampoco es para nada complicada desde el punto de vista técnico- la actuación acumula ya la friolera de quince años de retraso. La batalla política sobre qué administración debe hacerse cargo del proyecto explica en buena medida una demora que perjudica a los viajeros y juega en contra de las estrategias de promoción del transporte público.

El paso peatonal de 180 metros de largo que salva el puente de Nicolás Soria, desde la parte del edificio "Pasarela" más próxima a Uría hasta la del hotel Exe, estaba ya listo en 2005. Sin embargo, no ha sido posible completar desde entonces la conexión entre la terminal ferroviaria y la estación de autobuses de la calle Pepe Cosmen, inaugurada en 2003 sobre el antiguo solar de los ferrocarriles económicos (Feve). El tránsito ya ejecutado, con acristalamiento en ambos lados, dispone de cinco metros de ancho para los peatones. En ambos laterales se dejó espacio para instalar locales comerciales. Desde el mismo momento de su construcción, dentro de la operación "Cinturón verde", ya se planteó la discusión sobre quién tenía la obligación de completar el paso. La empresa Alsa dejó bien claro desde el comienzo que en el contrato de concesión de la terminal de autobuses no se hacía referencia alguna a la pasarela. La pelota iba al tejado del Ayuntamiento, titular de la estación, o al del Principado, la administración que se encargó de construirla.

Tras los primeros tiras y aflojas, que ya duraron un lustro, el gobierno autonómico presidido por el socialista Vicente Álvarez Areces accedió a financiar la actuación. En concreto, el compromiso pasaba por aplicar fondos del plan "A" que puso en marcha para dinamizar la actividad económica de los concejos, ante una crisis económica que comenzaba a enseñar sus fauces. Los fondos para ejecutar el proyecto -consistente en una pasarela en espiral de vigas de metal entre la estación de autobuses y el hotel- nunca llegaron al Ayuntamiento. Andado el tiempo, el entonces alcalde, Agustín Iglesias Caunedo (PP), asumió la actuación y lanzó el proyecto en los primero compases de 2015, con la intención de ejecutar los trabajos y pasar la factura al Principado. El plan decayó tras la llegada del tripartito.

Tras reclamar sin éxito la obra a Madrid dentro de la alianza política y social por las infraestructuras impulsada bajo la presidencia de Javier Fernández, el Principado acoge ahora en sus planes de movilidad metropolitana la financiación de la actuación. Sin embargo, no se encuentra entre las prioridades y su construcción no se contempla, al menos, hasta 2022.