El triángulo amoroso formado por un matrimonio y una amiga de la esposa sedujo ayer al público que abarrotó el Auditorio Príncipe Felipe. Los protagonistas se metieron al público en el bolsillo por su calidad vocal e interpretativa al ritmo de una partitura creada para mezzosoprano, soprano, tenor y piano, y al hilo de un libreto coherente. El estreno absoluto de la ópera de cámara "Terceto de desamor" obtuvo un rotundo aplauso que iba más allá de lo visto en escena. Los espectadores ovacionaron especialmente a los autores; dos ovetenses de veinte años. El compositor Gabriel Ordás se encargó de la música y María Abella, ganadora hace dos años del Premio "Tigre Juan" Joven de Relato Corto, de la historia. Una creación hecha para ser el broche de oro del XVIII Curso "La voz en la música de cámara" que organiza la Asociación Cultural "La Castalia".

Ordás siguió el desarrollo de la ópera en las primeras filas del patio de butacas, mientras que Abellas lo vio desde la distancia y a través del teléfono móvil al encontrase de viaje en Francia. Sin embargo, los dos estuvieron muy presentes toda la velada, tanto en los discursos inaugurales como al final, cuando el compositor salió a saludar y agradecer la acogida en nombre de su compañera. A nivel musical, destacaron los guiños a la ópera clásica, las diferentes arias, el empleo de recitativos secos y de acordes típicos del XIX para los momentos dramáticos o el uso de bandas sonoras de películas románticas para subrayar el amor verdadero, y de jazz para a la hora de destacar la infidelidad.

Muy fieles a sus roles estuvieron los protagonistas. María Heres como esposa, Adrián Ribeiro como marido y Janeth Zúñiga como amiga. Además de destacar la pianista Yelyzaveta Tomchuck por su versatilidad interpretativa. Pero ellos no fueron los únicos protagonistas de la tarde. Hubo varios conciertos con Manuel Burgueras al piano en piezas de Schumann o Debussy, entre otras.

La velada sirvió también para homenajear a la Fundación Musical "Ciudad de Oviedo" por su apoyo a la música clásica y a la lírica. Así, la directora artística de "La Castalia", Begoña García-Tamargo, alabó la labor de la entidad por hacer de Oviedo un sinónimo de ciudad melómana al aglutinar bajo su tutela a la orquesta Oviedo Filarmonía y a la Banda de Música "Ciudad de Oviedo": "Gracias a esta entidad, Oviedo se ha convertido, al decir de muchos, en una 'pequeña Viena'". Tras estas palabras, el presidente del patronato de la Fundación Musical y la directora, Francisco González Álvarez-Buylla y María Riera, recibieron una placa conmemorativa. Un momento en el que Riera aprovechó para reprochar la desaparición de los Premios Líricos del Campoamor, a su juicio, a causa de "decisiones muy cuestionables que luego no tienen retorno".