La figura del Nobel asturiano Severo Ochoa sigue teniendo una relevancia extraordinaria en el mundo de la ciencia, y así quedó de manifiesto en la mesa redonda organizada ayer en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA sobre la vigencia de su figura, en la que participaron, moderados por el decano de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud, Alfonso López Muñiz, la titular del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Teresa Valdés-Solís; la profesora de investigación del CSIC María Jesús Santesmases, y el catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Oviedo, Pedro Sánchez Lazo.

Este último, que tuvo la ocasión de trabajar junto a él en el instituto Roche en Estados Unidos, aseguró que "Severo Ochoa es un gigante de la ciencia", por los muchos descubrimientos que hizo en torno a su disciplina, la Biología Molecular. Destacó, asimismo, algunos rasgos que lo caracterizaban.

El primero de ellos, la humildad con la que "a pesar de que era una superfigura, se presentaba a los seminarios las conferencias".

Otras características eran su austeridad y su condición de persona "extraordinariamente organizada" o su capacidad de trabajo, muy propia de toda su generación.

A todos los que rodearon a Ochoa se refirió, María Jesús Santesmases, que subrayó la importancia que tuvo para él el contacto con figuras como Juan Negrín, Otto Meyerhof, así como la comunidad científica norteamericana, en cuyo seno desarrolló todas sus investigaciones. "Severo Ochoa nunca estuvo solo", subrayó Santesmases, haciendo hincapié en el trabajo colectivo que requiere siempre cualquier investigación científica que tenga cierto calado.

Por su parte, Teresa Valdés-Solís rindió homenaje a la científica Margarita Salas, una figura eminente de la ciencia española a pesar de que tuvo que enfrentarse a los prejuicios que todavía existían respecto a las mujeres en los años sesenta, cuando comenzó su carrera investigadora. La propia Salas hablaba de ellos en un vídeo proyectado ayer: "En 1961 se nos discriminaba bastante; ahora es muy distinto, incluso hay más mujeres que hombres haciendo su tesis doctoral".

Margarita Salas tuvo, precisamente, la protección de Severo Ochoa, que la animó a hacer una tesis en España y a trasladarse a Nueva York posteriormente a especializarse en biología molecular. Salas hizo descubrimientos muy importantes en su disciplina, y fue una mujer muy reconocida tanto en Estados Unidos, donde formó parte de la Academia de la Ciencia, como en España (también fue académica de las ciencias y de la lengua). Recibió numerosos premios por su trabajo y 13 nombramientos honoris causa universitarios.