Agentes de la Policía Nacional detuvieron ayer a un vecino de Pumarín como presunto autor de una agresión sexual cometida sobre una mujer que se vio obligada a salir a la calle semidesnuda para huir del hombre y pedir auxilio a gritos. Aunque la Policía no confirmó si la vivienda en la que ocurrieron los hechos es la del acusado o la de la víctima, una vecina de la misma planta explicó en declaraciones a LA NUEVA ESPAÑA que el estudio es el domicilio del hombre -de unos 30 años y de nacionalidad española- y que no lleva mucho tiempo viviendo en el edificio, situado en el número 30 de la calle Padre Buenaventura Paredes.

Según las informaciones policiales, la mujer había ido voluntariamente la casa del detenido pero se negó entonces a mantener relaciones con el acusado y este acabó forzando a la denunciante, que no consiguió salir del piso hasta consumada la agresión. El acusado permanecía ayer retenido en los calabozos de la calle Juan Benito Argüelles y está previsto que hoy pase a disposición judicial. La mujer, que "no pasa de los 25 años", según algunos testigos, fue trasladada al Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) tras lo ocurrido para ser reconocida por los médicos, que serán los que determinen el grado de la agresión sexual y si la víctima sufre otras lesiones a consecuencia del supuesto ataque.

Los hechos se produjeron alrededor de las ocho y media de la mañana. A esa hora varios vecinos del barrio vieron cómo la mujer salía a la calle "llorando y desesperada" desde el portal número 30 de la calle Padre Buenaventura Paredes. Testigos presenciales aseguran que la presunta víctima solo llevaba "una especie de cazadora" para cubrir su cuerpo desnudo y que "pedía auxilio a todo aquel con el que se encontraba".

Hasta el lugar de los hechos se desplazaron con celeridad hasta tres patrullas de la Policía Nacional, que recogieron a la mujer y procedieron a la detención del presunto agresor. El hombre aún estaba en el piso, situado en la quinta planta del edificio, cuando llegaron los agentes. No ofreció ningún tipo de resistencia. "La verdad es que solo escuché algo de ruido en el descansillo cuando llegaron los policías. Hasta ese momento no había oído absolutamente nada", explica otra vecina que vive en la misma planta.

El edificio en el que ocurrió tiene cinco estudios por planta y muchos residentes, por lo que hubo varios que vieron a la mujer cuando salió a la calle. "Cuando yo salí a sacar al perro, estaba sentada en la parte de fuera del portal hablando con los policías. Solo llevaba algo por encima para cubrirse, pero estaba desnuda", señala otro vecino que, como el resto, prefiere mantenerse en el anonimato. "Escuché jaleo, me asomé a la mirilla y vi cómo la Policía se lo llevaba, pero a ella ni siquiera la vi", dice otro de los testigos.

El encapuchado

El suceso de ayer se produjo un mes después de que la Policía identificase a un hombre que se introdujo en el interior de un garaje de la calle San Ignacio de Loyola -muy cerca del edificio en el que se registró el suceso de ayer- siguiendo los pasos de una joven que por los pelos pudo escapar a bordo de su vehículo. El detenido iba ese día con la cabeza cubierta con una capucha.

Los hechos ocurrieron poco antes de las ocho y media de la tarde, cuando la joven acababa de cerrar su tienda y se dirigía al garaje en el que guarda su vehículo. La mujer no se dio cuenta de que alguien acababa de entrar en el garaje siguiendo sus pasos. La chica entró en pánico y puso el coche en marcha, saliendo a toda velocidad. El hombre llegó a golpear el coche antes de salir huyendo.