"¿Consientes tomar en matrimonio a Álvaro Fernández Rodríguez?". Tras esta pregunta de Alfredo Canteli (PP), alcalde de Oviedo, José Manuel Suárez Bocero, asesor del grupo municipal popular, dio el "sí, quiero". Así se selló ayer el matrimonio de quien también fue concejal con Gabino de Lorenzo (2003-2007), tras cuatro años de relación con su pareja, abogado de profesión. Emocionado Bocero, pero también otros concejales invitados, como Covadonga Díaz, que no podía evitar una lagrimita. También cariñoso el regidor, que agarró a la feliz pareja en un abrazo a modo de corro, compartiendo confidencias con ellos, ante la sonrisa de más de un centenar de personas en el salón municipal.

Algo se movía en las inmediaciones de la plaza del Ayuntamiento en la tarde de ayer. Cuando el reloj no marcaba aún las seis de la tarde, comenzó a llegar la gente guapa. Vestidos amarillos -tentando a la suerte-, visones -reales y de imitación- lentejuelas y hasta corbatas con vespas estampadas.

Un desfile de moda a las puertas del Ayuntamiento. Dentro esperaba con ganas el alcalde. No le hicieron aguardar demasiado, lo justo para las fotos de rigor, unos selfies y ajustarse pajaritas y corbatas.

Una vez en el interior, la gente se arremolinaba en torno a una gran mesa. Allí estaban los ediles del PP, Covadonga Díaz, Conchita Méndez, Leticia González y Gerardo Antuña. El último reposaba sentado sobre el mobiliario, mientras Díaz ya comenzaba a hacer patente: "Conozco a Bocero desde hace más de 30 años", decía, mientras otra amiga cercana subrayaba que José Manuel y Álvaro se casaban "tras cuatro años de relación".

Entró primero el asesor Bocero acompañado de su madre, lo mismo que Fernández Rodríguez -abogado-. Iban casi iguales, traje azul marino, aunque Bocero con chaleco blanco.

Presidió la ceremonia Alfredo Canteli, en modo "speaker". Luego se guardó tras el altavoz y dejó hablar a Luismi Fernández, amigo del asesor, que subrayó que "son dos hombres buenos, que con su amor nos han hecho más tolerantes". Le siguió la sobrina de Bocero, muy tierna en sus aseveraciones.

Volvió Canteli al micro, "vamos a casaros curioso", exclamó, antes de leerles la legislación y de un sí quiero muy aplaudido. Salieron, les tiraron arroz, el paquete acabó en manos de un espontáneo en plumas azul que pasaba por allí y se animó a participar. Triunfó la felicidad y los presentes, más otros cuantos -hasta sumar 160- partieron al hotel España a celebrar un día muy especial.