Más que una carrera corta, parecía una maratón. Una competición de fondo. No hay línea de meta. Hay una salida y metros y metros por recorrer. De vez en cuando toca reponer fuerzas en el suelo. Pero, recobrada la energía, vuelta la carrera. Medio centenar de niños de 2 y 3 años de la escuela infantil de La Florida fueron ayer los protagonistas de la II Edición de una especial "San Silvestre". Una cita que repitió el éxito del año pasado y que amenaza con asentarse en el calendario escolar.

La carrera tuvo lugar en el Florida Arena, escenario de la gesta donde los niños se sintieron libres durante cerca de una hora. A las 11.00 horas, los alumnos llegaron al polideportivo en perfecto orden. Tras las indicaciones pertinentes, la salida.

Para que la carrera salga adelante se necesita mucha dedicación y paciencia. Dedicación de las educadoras que, a pesar de estar bajo mínimos de personal (en estos momentos la escuela no cumple el ratio y está a la espera de que las cuatro educadoras a las que no se renovó el contrato se vayan reincorporando), y con Sonia Pravia como coordinadora, hicieron el esfuerzo de mantener la actividad. Paciencia, la demostrada con los frecuentes incidentes sobre la pista: resbalones, choques, playeros fuera de sitio? Cada problema solventado con una sonrisa.

Los alumnos lucieron, como ya sucediera el año pasado, una camiseta conmemorativa. Para su elaboración, se pidió a las familias que compraran una camiseta blanca. Sobre ella, se estampó el logo de la carrera: un joven corredor, con gorra. Detrás, una inscripción descriptiva: "San Silvestre 2019". En el proceso de decoración de las camisetas participaron algunos padres, que durante un par de días se acercaron al centro para pintar las camisetas. "Íbamos a cambiar el logo, pero decidimos mantenerlo para convertirlo en la seña de identidad de nuestra 'San Silvestre'", relata Ana, una de las educadoras.

La actividad surgió en 2018, dentro de los ejercicios destinados a hábitos saludables. Para la mayoría, supone un primer contacto para el deporte. Tras la satisfacción de la edición del año pasado, este año se decidió repetir.

La carrera acabó, en torno a las 12.00, con los obstáculos fuera de sitio y los niños repartidos por la pista. Y se cierra con la recompensa. Tras la foto de rigor, las educadoras reparten una galleta entre los participantes: los hay que repiten. "Hoy, la siesta va a ser de las profundas", sentencia un padre desde la grada.