Existen hosteleros en Colloto para los que los asaltos van camino de convertirse en tradición. Es el caso de Faustino Bravo, titular de la sidrería La Nueva Barrika de la calle Camino Real, que ayer por la mañana se encontró su local destrozado por quinta vez en los últimos cuatro años. En esta ocasión fueron cuatro encapuchados los autores de un asalto del que tuvieron que irse sin un euro al ser descubiertos con las manos en la masa por el limpiador de otro negocio cercano.

Los hechos tuvieron lugar a las seis de la mañana. Uno de los delincuentes se quedó dentro de un coche gris en las inmediaciones del local mientras sus tres compinches accedían al interior de la sidrería rompiendo con una maza una de las lunas. En apenas unos segundos, destrozaron la máquina tragaperras para tratar de llevarse la recaudación, pero no tuvieron éxito. "Debido a los robos que sufrimos reforzamos el cajón y no fueron capaces a abrirlo", explica con cierta satisfacción Faustino Bravo, cansado ya de robos.

Los cacos también intentaron abrir la caja registradora y volvieron a fracasar. El único dinero al que tuvieron acceso fue a un monedero cuyo botín se les antojó pequeño. "Había unos 80 o 90 euros y aparecieron esparcidos por el suelo", relata el responsable del establecimiento.

El daño pudo haber sido mayor si no llega a aparecer por la zona un hombre de nacionalidad senegalesa que, cada día a primera hora, realiza tareas de limpieza en el Llagar de Colloto. El trabajador vio lo que estaba sucediendo y dio la voz de alarma. Los delincuentes se percataron de que habían sido descubiertos y emprendieron su huida en el coche que les esperaba a la puerta.

El asalto fue grabado por las cámaras de seguridad, aunque con poca calidad. El año pasado, concretamente en noviembre, la sidrería sufrió su último atraco. En aquella ocasión también rompieron la luna y entonces sí tuvieron acceso a la recaudación de la máquina tragaperras. La muestra de sangre de uno de los asaltantes que se cortó durante el robo permitió identificarlo cuando ingresó en la cárcel para pagar por otros delitos similares cometidos. En los años anteriores tuvieron lugar otros tres episodios similares. Unos incidentes que cansan a sus víctimas. "El problema son los destrozos, el tener que ir a denunciar, bregar con los seguros y tener que hacer arreglos de urgencia para poder abrir cuanto antes", indica Faustino Bravo, convertido ya en todo un experto sobre trámites en la comisaría y con las aseguradoras.