En 1956 los doctores Michael Wood (Reino Unido), Tom Rees (Estados Unidos) y Archibald McIndoe (Nueva Zelanda), que trabajaban en África realizando cirugías, se dieron cuenta de las carencias a las que se enfrentaban en terreno (había un doctor disponible por cada 30.000 personas, mientras que en Gran Bretaña había uno por cada mil) y se plantearon crear una organización capaz de proporcionar atención quirúrgica a las poblaciones más remotas y desatendidas del este de África. Así nació Amref África, una ONG que en la actualidad tiene un equipo multidisciplinar de más de mil profesionales, en el continente africano, de los que el 97 por ciento son nativos. El trabajo de la organización le valió en 2018 el premio "Princesa de Asturias" de Cooperación Internacional. Aquellos días el presidente de la ONG en España, Álvaro Rengifo, manifestó su interés de que la organización tuviese una delegación permanente en Asturias. Santiago González-Alverú cogió el guante y la delegación asturiana cumple ya un año.
- ¿Cuál es el principal pilar de su organización?
-Lo más importante es que nosotros conseguimos los recursos para enviarlos a África y que sean ellos quienes los gestionen. Amref es una ONG africana, no una organización occidental que se crea para ayudar a África.
- ¿A qué van destinados esos recursos?
-Hay tres aspectos fundamentales. Desde que nació la ONG su primera finalidad era mejorar la salud en África y hacerlo con médicos africanos. Entendemos que no hay mejor gestión que la de los propios ciudadanos africanos con los que colaboramos.
- ¿Cómo lo hacen?
-Desde las distintas delegaciones se les pide a los africanos proyectos en los que están trabajando en cada momento y decidimos en cuáles invertimos nuestros recursos. En España hay cuatro delegaciones, las de Asturias, Madrid, Valencia y Cataluña.
- ¿Algún proyecto concreto?
-La lucha contra la ablación femenina. Su erradicación es uno de los empeños de la ONG desde su creación. Sabemos que es una cuestión que no se puede analizar desde el punto de vista occidental porque son problemas arraigados en unas rutinas terribles. No podemos enviar gente desde Europa a solucionar esas cuestiones, lo que tenemos que hacer es apoyar a personas que estén allí y que quieran acabar con la ablación femenina. Esa es una de nuestras obsesiones, acabar con los problemas de las sociedades africanas desde dentro.
- ¿Solo trabajan en el campo de la salud?
-No. Aunque puede estar relacionado, tenemos importantes proyectos de gestión de residuos. Promovemos la gestión sostenible de residuos tanto en empresas como en particulares. Prestamos ayuda a las comunidades para la recogida de basura, aportando vehículos y la logística necesaria. Si no gestionamos bien los recursos en el Tercer Mundo, lo único que estamos haciendo desde los países desarrollados es mover la basura.
- ¿Cómo se puede ayudar desde Asturias?
-Somos conscientes de que en Asturias y en España hay problemas muy importantes y por eso vemos lejano lo que ocurre en África, pero tenemos que tener en cuenta de que si ayudamos a esos países logramos soluciones que también nos facilitarán la vida en Occidente. Sabemos que parece mucho más bonito trabajar en proyectos cercanos, pero tenemos que tener en cuenta que vivimos en un mundo globalizado y hay que trabajar para solucionar los problemas de otros países y continentes.
