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La cercanía de los hijos atrae a Oviedo a personas mayores de otros municipios

Las residencias han constatado en los últimos años un incremento de usuarios procedentes de fuera de la ciudad en una segunda emigración

La cercanía de los hijos atrae a Oviedo a personas mayores de otros municipios

Oviedo gana población, pero lo hace con matices. El año recién terminado ha sido el primero en los últimos siete en el que la capital del Principado ha visto incrementado su número de habitantes, concretamente en 908 vecinos, y según la pirámide poblacional la mayoría son personas de entre 60 y 80 años. El fenómeno de la Asturias vaciada que afecta a la zona rural es, en alguna medida, la causa de ese incremento de habitantes en la ciudad. Crece el número de ovetenses de edad avanzada, pero no el número de vecinos en edad laboral.

Los gráficos y las estadísticas lo constatan, pero también es una situación que se percibe a pie de calle y en especial en los sectores empresariales que trabajan con mayores. La clave, según todas las fuentes consultadas, está en una suerte de segunda emigración. Los mayores que vivían en la zona rural la van abandonando para refugiarse en la ciudad a la que hace unas décadas acudieron sus hijos a trabajar.

Esta tendencia ha dado alas a un negocio como el de las residencias de mayores; aunque la competencia es alta, es un negocio en auge. Lo sabe bien Ignacio Sánchez, gerente de las residencias Aramo. Su madre fundó la empresa en 1993 y disponía solo de cinco plazas, ahora tienen disponibles 150 en tres residencias privadas en el centro de la ciudad y en los próximos meses abrirán una cuarta. Sánchez calcula que en los últimos años la oferta se ha incrementado en Oviedo en 400 o 500 plazas en residencias, y en buena medida se debe a esa emigración. "La mayoría de los mayores que llegan a las residencias desde fuera de Oviedo lo hacen por proximidad con sus hijos", explica Sánchez. Los hijos han abandonado el pueblo y llega un momento en el que los padres tienen un cierto grado de dependencia, emocional o física, y los descendientes deben optar por la desubicación, es decir, llevárselos a la ciudad. En muchos casos, la opción es una residencia. Estos complejos han cambiado mucho y ya no son centros en los que se ingresa a las personas enfermas para que pasen sus últimos días, sino que son espacios de convivencia.

Es cierto que hay muchos grados de dependencia. Hay personas que necesitan cuidados constantes, pero también las hay que simplemente están alojadas en una residencia que les ofrece todas las comodidades y que les permite estar cerca de sus hijos. "Hay demanda y la oferta ha mejorado mucho", resume Sánchez, gran conocedor del sector.

Lo mismo ha ocurrido en otro de los centros residenciales de referencia en la ciudad, Ovida, en el barrio de Montecerrao.

En sus instalaciones hay personas con todos los grados de dependencia. Hasta tal punto que en estas Navidades han sido varias las familias que han acudido allí a cenar con sus mayores ante la imposibilidad de trasladarlos a sus casas. En Ovida la demanda ha ido creciendo con el paso de los años. Fuentes de la empresa explican que en 2016 cerraron el año con 390 residentes y el pasado 31 de diciembre de 2019 el número de personas alojadas era de 433. Los usuarios han ido subiendo año a año; así, en esos dos años intermedios también tuvieron más demanda. En 2017 tuvieron 409 residentes y el número ascendió hasta 418 al año siguiente.

Ante esos nuevos usuarios cifran en un 20 por ciento los que proceden de la zona rural o de las Cuencas, es decir, los que llegan a Oviedo desde otros municipios. En Ovida coinciden con su colega de las residencias Aramo: "Lo que lleva a los mayores de otras localidades a trasladarse a Oviedo es la cercanía a los hijos", explican en la residencia de Montecerrao. Los hijos ya no quieren trasladarse al pueblo a visitar a sus padres con la asiduidad que deberían y resulta más fácil que sus mayores estén cerca.

La apertura de residencias de mayores en la ciudad ofrece la posibilidad de una segunda reagrupación familiar. De hecho, ese es el término utilizado por el ERA (Establecimientos Residenciales de Asturias) para justificar el traslado de un usuario a un centro más cercano a sus familiares. Los residentes en establecimientos del Principado solicitan la plaza pero no pueden pedir destino, es a los seis meses de su estancia cuando sí pueden hacer la solicitud de traslado y justificarla por reagrupación familiar.

Esa cercanía a los familiares es una de las causas de que el padrón municipal de Oviedo incremente sus vecinos y los nuevos tengan entre 60 y 80 años.

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