"En la periferia de Oviedo existió la importante logia El Trabajo de Trubia, la primera y única logia obrera de toda España, de la que formaban parte obreros de la Fábrica de Armas". Así lo dijo ayer en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA el escritor Víctor Guerra, autor del libro "La masonería en Oviedo en los siglos XIX y XX". El autor, que inició su periplo masónico en 1996 en la Gran Logia Simbólica Española, ha sido, entre otras muchas cosas, cofundador de la logia "Amigos de la Naturaleza y la Humanidad", en Gijón, como aprendiz.

Guerra lamentó la negativa por parte de General Dynamics del permiso para consultar los archivos de la fábrica, a fin de recabar más datos. "En todo caso, he recuperado una logia que es toda una novedad en el panorama masónico español, pues estaba radicada en la Fábrica de Armas y en dicha logia se insertaba un grupo importante de personas, entre las que hubo precursores del socialismo en la región". Guerra fue presentado por el catedrático de Derecho Administrativo de la Universidad de Oviedo Leopoldo Tolivar Alas y también estuvo acompañado por Rubén Figaredo, historiador y prologuista de la obra. "El siglo XIX tuvo un final convulso para la masonería ovetense, que no tenía miedo a salir en la prensa como republicanos que eran y como masones bajo varias obediencias", indicó Guerra, que destacó la labor del semanario "La Verdad". Era una especie de "¡Hola!" que relataba los mítines y reuniones. También difundía opiniones sobre asuntos políticos y ciudadanos, rompiendo así el mito de una masonería de carácter secreto.

Tolivar destacó el papel formativo que tuvieron las logias. "Era una especie de Extensión Universitaria y entre sus integrantes encontramos nombres muy conocidos". Tolivar destacó el trabajo de investigación realizado por Víctor Guerra, también miembro del Soberano Grande Capítulo de Cavaleiros Rosa-Cruz de Portugal.

Entre los masones ovetenses más conocidos, el autor cita al que fue rector de la Universidad de Oviedo Fermín Canella o al folclorista Braulio Vigón. Detrás había todo un ejército de hiramistas como Juan Ríos y sus hijos, o aquellos otros que estaban detrás del semanario "La Verdad". Tras el siglo XIX y el decaer de toda la masonería durante unos años, renació en Gijón. Oviedo no fue centro de acción hiramista hasta el periodo de la II República (1931) con el establecimiento de un solo taller: la logia Argüelles, con una importante participación masónica en el Ayuntamiento.