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Lo que el arte le dice al médico

Víctor Asensi ingresará en la Real Academia de Medicina con un discurso sobre patologías reflejadas en retratos de distintos personajes

Retrato del dominico italiano Luciani, firmado por Lorenzo Lotto.

Víctor Asensi heredó de su madre la afición a la pintura y, gracias a ella y a sus 37 años de práctica médica como internista e infectólogo, ha disfrutado de una modalidad médica denominada patografía, que consiste en el diagnóstico de enfermedades reflejadas en las obras de arte. El médico leerá su discurso de ingreso como miembro de número en la Real Academia de Medicina y Cirugía del Principado de Asturias el jueves, a las ocho de la tarde, en la sede del Colegio de Médicos de Asturias, y en el texto -cuyo contenido ha adelantado a LA NUEVA ESPAÑA- volcará su interés por la patografía.

Asensi sostiene que "la capacidad de observación es uno de los atributos del buen médico y esta destreza es conocida y fomentada en la enseñanza de la Medicina desde Hipócrates". Fue en el siglo XIX "cuando se desarrolló al máximo la habilidad exploratoria diagnóstica. Uno de los grandes logros de ese siglo fue asociar un cambio externo visible a la exploración con una lesión patológica demostrada en la necropsia, y en consecuencia llegar a definir así una entidad nosológica, lo que supuso un gran logro de la observación visual".

Su frase favorita a los alumnos es: "La medicina tiene que entrar por los ojos". Hoy vivimos en un mundo audiovisual del que la fotografía ocupa una parte importante. Sin embargo, "hasta mediados del XIX era la pintura y en menor medida la escultura las únicas modalidades artísticas con componente visual, y hay varias formas en las que la medicina y el arte pueden imbricarse: la más clásica es la representación de diferentes enfermedades en los cuadros, que pueden ser comunes y obvias, buscadas por el pintor para que el observador identifique o al menos conozca la patología mostrada en el lienzo". Es el caso de los bufones de Velázquez, "una verdadera galería de seres patológicos".

Otro enfoque es la repercusión que una enfermedad determinada puede tener sobre la condición física del artista e influir en su obra. Son ejemplos clásicos: "El efecto que las cataratas de Claude Monet pudieron tener en su pintura y quizás en la del Greco, la artritis reumatoide invalidante en la obra de Auguste Renoir, o la enfermedad mental y quizás el alcoholismo en la pintura de Vincent van Gogh y el posible saturnismo en la de Goya. Otras veces es posible que el propio pintor ignorase la patología mostrada en el cuadro y que la habilidad del médico permite descubrir. "Este es un ejercicio diagnóstico apasionante para el clínico sabiendo que, si yerra, el paciente no resultará perjudicado", sostiene.

Sus trabajos de patografía han sido publicados en revistas internacionales como "Lancet" y "JAMA", y forma parte de la Sociedad Internacional de Patografía desde su fundación, con la que ha tenido la oportunidad de aportar retos cada vez más difíciles en el campo del diagnóstico a través del arte.

Entre ellos, algunos ejemplos que desarrollará en su discurso de ingreso en la Academia, como los problemas visuales del matemático Leonhard Euler en el retrato de Emmanuel Handmann; el hipotiroidismo del dominico italiano fray Marcantonio Luciani retratado por Lorenzo Lotto; la hipovitaminosis de dos campesinos franceses en una obra de Georges de la Tour, o la misteriosa corrección quirúrgica del labio leporino de Malthus, que aparece en el retrato pintado por John Linnell.

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