Una visita a la cascada el Escañón, en el concejo de Villaviciosa, supone siempre una experiencia interesante, y sobre todo después de días de abundantes lluvias, cuando se divisa en todo su esplendor. El recorrido parte de la iglesia de San Félix de Oles y prosigue por las antiguas minas de azabache, el arroyo los Molinos y los acantilados.
Antes de comenzar el camino merece la pena echar un vistazo a la iglesia de San Félix, que si bien sufrió numerosas reformas, puede datarse a finales del siglo XIII o principios del XIV; no aparece citada en ningún documento hasta el año 1385.
Es necesario dirigirse hacia el sur durante unos metros por la pista hasta el siguiente cruce. En ese punto se abandona la carretera para seguir por la de la derecha y pasar por la cabecera del reguero L´Albor, llegando poco después a una encrucijada a unos doscientos metros aproximadamente.
Al llegar a ella se gira a la derecha para coger la desviación de la izquierda que a través de una zona de prados se dirige hacia el oeste en busca de la costa. Pronto se inicia un ligero descenso, llevando el eucaliptal a la izquierda y un sendero.
Al llegar al cruce es posible desviarse a la izquierda, para llegar a los pocos minutos a una de las bocaminas de azabache. El azabache de Asturias es el más importante, no sólo de Europa, sino también del mundo. Las minas estuvieron funcionando hasta el año 1923 en que se cerró la última.
Desde entonces los azabacheros se han estado surtiendo de mineral que tenía el ultimo minero del azabache de Asturias, Tomas Noval que falleció a los 87 años en el 2008.
De regreso al mismo punto, la ruta continúa hacia el norte descendiendo en busca del mar. Muy pronto se llega a un prado donde aparecen los acantilados de la zona de Tuero.
Es necesario caminar hacia el acantilado, donde aparece la cascada. Desde ese punto pueden verse en todo su esplendor los acantilados, y como el agua del arroyo de Tuero se precipita al mar, cuando cae por la Peña l' Infierno formando la bella cascada de cerca de 50 metros de altura conocida como Escañón de Oles. En esta zona en el año 2009 apareció una ballena muerta de 15 metros.
En el caso de querer acercarse a ella se debe descender hacia el fondo de la vaguada, donde a la izquierda pueden verse los restos de un antiguo molino. Es necesario cruzar con cuidado el arroyo y ascender al camino, que está a pocos metros. Al llegar a él se gira a la derecha para dirigirse hacia el acantilado.
Desde ahí sale un estrecho sendero por el que debe descenderse al pedrero, con ayuda de la cuerda y con sumo cuidado. Esa operación sólo debe realizarse cuando haya marea baja o esté bajando. La recompensa es una espectacular visión de la cascada y de los acantilados. El regreso se realiza por el mismo recorrido que en ningún momento se hace monótono, ya que en todo momento se descubre alguna nueva sorpresa.
