Un total de 39 personas hicieron ayer un escaneo de su propio cuerpo en un aula de la Facultad de Psicología. Empezaron por los pies hasta llegar a la cabeza. Ni siquiera se movieron del sitio. Algunos lo hicieron de pie y otros sentados, pero todos en completo silencio y con los ojos cerrados. Paralizados como estatuas. Solo utilizaron la mente y los sentidos para darse cuenta de su estado corporal. De que un codo estaba ligeramente dolorido o de que un pie se empezaba a hormiguear. Fue uno de los ejercicios practicados ayer durante el taller de "mindfulness" celebrado en la Facultad de Psicología bajo la supervisión de los expertos Mónica Zuazua y Samikannu Peter.

"Vengo a aprender a gestionar el estrés. En mi vida diaria tengo picos de estrés y este tipo de prácticas me son muy útiles, aunque es más fácil hacerlas en clase que luego en casa". Emilia Vega, de 51 años y trabajadora del sector sanitario, fue unas de las alumnas (la mayoría eran mujeres) que acudieron a la cita en la Facultad de la plaza Feijoo. Sus razones para inscribirse en el taller eran prácticamente las mismas que las del resto. Un acelerado ritmo vital, un trabajo absorbente y escaso tiempo de descanso. A juicio de Samikannu, que pidió que le llamasen "Sami", el "mindfulness" es perfecto para saber desconectar. La práctica se basa en la meditación. De hecho, la palabra "mindfulness" significa "atención plena". Es decir, focalizar el pensamiento en una única cosa sin dejar que nada más le perturbe.

"Sami" puso como ejemplo las tareas diarias. "Algo tan simple como cepillarse los dientes es un ejercicio de 'mindfulness' estupendo. Hay que concentrase en esa tarea, diente por diente, sintiendo el cepillo, sin pensar en lo que vas a hacer después".

El taller de "mindfulness" se repetirá el próximo viernes en el mismo lugar (Seminarios 1 y 2 de la Facultad de Psicología) ante la avalancha de inscritos.