Nino Rota volvió a sonar ayer en el Auditorio Príncipe Felipe en formato sinfónico. Unas semanas después del homenaje que le brindó la Oviedo Filarmonía, la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias (OSPA) trajo ayer a Oviedo una versión del milanés menos apegada a las bandas sonoras pero igualmente cargada de reminiscencias cinematográficas. Junto al pianista invitado Benedetto Lupo, especializado en el repertorio de Rota, la orquesta ofreció un concierto sorprendente, con sonoridades, ritmos y dinámicas poco habituales en el repertorio sinfónico clásico.
El concierto lo abrió, no obstante, Edward Elgar y su "In the South (Alassio), op. 50". Una composición majestuosa, sorprendente, en la que la OSPA desplegó una amplia paleta de sonoridades, muy cambiante y muy aplaudida por el público.
También fueron muy bien recibidos, ya instalada orquesta y pianista en los ecos cinematográficos, tanto el "Concierto Soirèe" de Rota como su la suite sinfónica inspirada en "La strada".
Lupo, en un repertorio que domina a la perfección, se manejó muy bien y dialogó sin problemas con la OSPA. En las notas de cine del concierto dominaron los vientos y la percusión, aportando vitalidad y compás contemporáneo a la velada. Muy aplaudida fue la concertino Isabel Jiménez y los metales, con mención especial para la trompeta solita y la sección de trombones.
De propina, Bendetto Lupo tocó el "Preludio n.º 13 'Andante cantabile' " de Rota. Con este trabajo final, la sonoridad del piano de Lupo volvió a cambiar, despidiéndose con un Rota totalmente distinto, muy intimista, alejado de la versión majestuosa y proyectada del resto del concierto.
En la dirección, Corrado Rovaris volvió a funcionar muy bien al frente de la OSPA. Se notó que conoce muy bien las obras, nada frecuentes en el repertorio, y que el trabajo previo en la complejidad en ritmos y sonoridades. Subido al podio para dirigir a la orquesta se le volvió a ver como una batuta que no despliega un gesto muy grande, pero que es capaz de controlar la obra con toda soltura.
