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Roban en dos bares de Ciudad Naranco: "Casi los pillo", relata uno de los dueños

El modus operandi de los delincuentes se asemeja al de la "banda del Seat León", pero en este caso usaron otro modelo de coche para huir

El local asaltado en la calle Menéndez Pelayo. IRMA COLLÍN

Los ladrones han vuelto a actuar en dos bares de Ciudad Naranco y a salirse con la suya. En esta ocasión, los delincuentes consiguieron llevarse la caja registradora de uno de los locales y reventar las tragaperras en el otro, dos atracos cometidos durante la madrugada de ayer que se suman a otros tres registrados en establecimientos del barrio en menos de un par de meses. Se da la circunstancia de que uno de los bares afectados ya había sido víctima de los ladrones hace tan solo unas semanas.

José Oria es el dueño del Bar Astur, uno de los dos establecimientos hosteleros elegidos por los cacos para hacer su particular agosto durante la fría noche del lunes en Ciudad Naranco. Su bar está situado en la calle Montes del Sueve y la vivienda en la que reside, justo encima del local. De hecho, accede a su casa desde el interior de su negocio. A eso de las seis y cuarto de la mañana, escuchó un ruido que le sobresaltó y se levantó de la cama a toda prisa. Algo estaba ocurriendo abajo. "Me di cuenta enseguida de que había alguien dentro del bar y bajé inmediatamente. Cuando entré todavía había uno de ellos dentro y casi lo pillo, pero consiguió salir por la ventana que habían roto para poder entrar", explica Oria.

La ventana a la que se refiere el propietario del negocio se cubre cada noche con un cierre metálico, al igual que la puerta de entrada. Para acceder al interior, los ladrones forzaron esa persiana y rompieron el cristal, cuyos restos aún podían verse desperdigados por la acera tres horas después del atraco. "Sólo se llevaron la recaudación de las dos máquinas tragaperras porque se vieron sorprendidos y no les dio tiempo a más", dice José Oria. El ladrón al que pilló en el interior del bar no estaba solo. "No sé cuántos eran, pero había un coche arrancado justo frente a la puerta. Cuando saltó por la ventana se metió dentro y se fueron calle abajo a toda velocidad", añade el dueño del establecimiento, que antes del suceso se encontraba durmiendo junto a su mujer y a su bebé de tan solo dos meses. "Es normal que tengas miedo. No sabes con lo que te vas a encontrar ni qué le puede ocurrir a tu familia si las cosas se les van de las manos", relata.

Una vez más calmado, José Oria hizo una llamada al 091 para avisar de que su negocio había sido víctima de los ladrones. Un tiempo después se personaron en el local varios agentes de la Policía Científica, que tomaron huellas y trataron de buscar pistas. Una de las tragaperras estaba tirada en el suelo, con el frontal roto y serios daños en el resto de la estructura. La otra, menos dañada, había sido abierta por uno de los lados.

Los investigadores se dieron cuenta rápido de que los delincuentes habían utilizado la rejilla de hierro forjado de un registro cercano al bar para romper el cristal y acceder al local, una de las señas de identidad de la "banda del Seat León", el grupo de delincuentes con numerosos asaltos protagonizados en los últimos meses en distintas localidades asturianas valiéndose coches robados de la marca Seat. "El coche que vi era un Citröen, de eso estoy seguro", explica Oria. La "banda del Seat León" también utiliza mazas para reventar las tragaperras, un hecho que también se corresponde con los asaltos de ayer en Ciudad Naranco, aunque fuentes consultadas por este diario no le achacan estos robos a una organización que acaba de sufrir un duro golpe tras las detenciones de varios de sus miembros en Langreo. "No obstante, se está investigando", apuntan.

El otro local asaltado durante la madrugada de ayer, el restaurante Monte Naranco, sufrió otro robo a principios de diciembre que sí se les imputa a los miembros de la "banda del Seat León". Ese día los delincuentes también hicieron un "doblete" en el barrio al atracar otro local cercano a este, que está situado en la calle Menéndez Pelayo. "No había nadie aquí y no sabemos a qué hora se produjo el robo. Forzaron la puerta de entrada, se llevaron la máquina registradora y se fueron sin dejar rastro", explica una de las empleadas del negocio. La cantidad de dinero que se llevaron es una incógnita.

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