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Botas para andar en familia | Por tierras de Aller

Reinos de agua y musgo

Las dos cascadas de la Varera, en las proximidades de Felechosa, - se encuentran en un entorno privilegiado de praderas

Reinos de agua y musgo

El recorrido a las cascadas de la Varera, en el concejo de Aller, comienza en la llamada Curva las Calzas, a 3, 7 kilómetros de Felechosa. Allí aparece un desvío a la derecha. Desde ese punto se ven al fondo unas casas blancas, y a su derecha una estrecha foz, por la que discurre el arroyo de Riopinos.

La ruta va por el camino de la derecha y casi inmediatamente cruza el río San Isidro. Al poco la pista da un giro a la izquierda para dirigirse a una casa y un desvío a la derecha.

Es necesario abandonar la pista para proseguir por la de la derecha, que lleva junto a las Cabanes L'Enentu, donde finaliza. Un poco antes sale a la izquierda un estrecho sendero que se dirige hacia la pequeña Foz y atraviesa un pequeño canchal. A los pocos metros se encuentra un pequeño canal, usado para conducir el agua a los prados.

Nada más cruzar el canal existe un puente de madera, que cruza el río Riopinos. Nada mas cruzar el puente el camino prosigue de frente, ignorando un pequeño sendero que sale a la izquierda, que va junto al río, pero que finaliza poco después.

El sendero en un pequeño tramo discurre pegado a la pared. Al final da un giro a la izquierda, para internarse en la ladera totalmente cubierta por un hayedo.

El sendero, con fuerte pendiente asciende a través del hayedo, donde podemos contemplar multitud de troncos de hayas, don fantasmagóricas figuras, así como las piedras se encuentran totalmente cubiertas de musgo, lo que proporciona un entorno de cuento, esperando ver salir a cualquier ser mitológico detrás de cualquier piedra o árbol. El suelo del camino se encuentra totalmente cubierto por hojas, lo que en algunos tramos dificulta la ascensión. Poco a poco se supera la pendiente en sucesivos zigzag, hasta un farallón rocoso, donde aparece un pequeño sendero a la izquierda y otro de frente. Es en este punto donde lo más cómodo es continuar de frente, ignorando el sendero de la izquierda, mucho más pendiente.

A la derecha sale una estrecha trocha, que en pocos metros lleva a un lugar donde se obtiene una excelente vista del valle del río San Isidro. El camino continua la ascensión, jalonado de gran cantidad de árboles, se encuentran tirados por los temporales del tiempo. Poco después se unen las dos alternativas de camino. Allí hay una pequeña pared de piedra y entre los árboles un prado. El ascenso prosigue hacia el collado de la Infiesta. Desde allí se escucha el ruido que producen las dos cascadas. Justo en el collado hay un cruce, donde el sendero de la izquierda desciende fuertemente hacia el río. Es necesario tomar el de la derecha, que en llano se dirige hacia una cabaña que se ve al fondo.

El camino va casi en llano. Aparece de frente la majada de La Varera, en medio de una zona de prados, así como el valle de Riopinos, con la Peña Melera al fondo y las cascadas en primer plano debajo de la majada. Poco después se llega a la braña de la Varera donde nos quedan varias cabañas, algunas en estado ruinoso. Para ver la primera cascada de la Varera hay que ir con cuidado, dando un pequeño rodeo que lleva a la base.

El agua se precipita, en una pequeña charca, desde un encajonamiento del terreno. Para ver la segunda cascada se vuelve a rodear el prado y se baja con cuidado. Desde el fondo del prado se disfruta una excelente visión de ambas cascadas. El regreso se realiza por el mismo sendero de la ruta de ida.

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