La Escuela de Minas de Oviedo "revivió" ayer a "un maestro ejemplar y mejor persona". La Universidad inauguró con un emotivo acto una placa en recuerdo de Fernando Pendás, que ejerció allí su docencia durante más de 40 años, hasta su jubilación, dirigió el centro durante tres años y falleció el 19 de diciembre de 2018 a los 81 años. Decenas de amigos, familiares y, sobre todo, alumnos se concentraron en torno al monolito de piedra caliza donado por una cantera local para honrar su memoria y reconocer los logros de "un pionero" en materias como la geotermia o el almacenamiento de líquidos bajo tierra.

"Si estuviera aquí, lo primero que haría sería coger un trozo de la piedra y analizarla", comentó Jorge Loredo, uno de los discípulos aventajados de Pendás, quien rompió a llorar al final de una intervención en la que destacó el carácter de "un gran profesor, excelente profesional y mejor persona". Loredo es en palabras del actual director de la Escuela de Minas, Francisco Blanco, uno de los miembros del cuarteto de excelentes alumnos del profesor fallecido, del que también forman parte Pablo Cienfuegos, Almudena Ordóñez y Rodrigo Álvarez.

El rector de la Universidad de Oviedo, Santiago García Granda, destacó los testimonios de las personas que definían a Pendás como "un hombre pegado a la tierra". Lo hizo en la doble faceta de investigador de minerales y de amor por su Asturias natal. "Estudió en Madrid, pero volvió a Asturias para ejercer a pesar de su gran potencial por su querencia por la tierra", indicó García Granda, que previamente se había referido al conocido como "el gran maestro de la caliza", como "una de las personas que contribuyeron al desarrollo de la Universidad y de su Escuela en particular".

Al acto acudió también el alcalde Oviedo, Alfredo Canteli, quien no descartó plantear algún reconocimiento municipal a Fernando Pendás después de aprobar en el último Pleno la medalla de oro del Ayuntamiento para la Facultad de Medicina con motivo de su 50.º aniversario. "Es algo que tenemos que estudiar", dijo como respuesta a la gran concurrencia con la que contó la inauguración del monolito situado justo delante de la Escuela de Minas.

La familia del fallecido estuvo también presente a través de Mariel, viuda del profesor, y las hijas de Pendás, Ana y Cristina. Tampoco quisieron perderse el reconocimiento sus hermanos Amalia y Eduardo. "Queremos dar las gracias a todos por este sentido homenaje a una persona muy querida y bondadosa", dijo Ana Pendás con la voz entrecortada por la emoción, arrancando una fuerte ovación a los presentes.