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López-Arranz: "Ojalá vaya adelante el proyecto de llevar las facultades al Cristo"

"En mi época ya planteamos la opción al Ministerio de Educación porque el campus de Llamaquique está ahogado", dice el exrector

Juan López-Arranz, frente a la Facultad de Geológicas, en la que se instaló la Facultad de Medicina en 1969. FERNANDO RODRÍGUEZ

Juan López-Arranz recuerda los quebraderos de cabeza que le trajo el traslado de la facultad de Derecho desde el edificio histórico de la calle San Francisco al campus del Cristo. Lo acometió en 1989, siendo rector de la Universidad de Oviedo, y recuerda que tuvo que poner un autobús para que los profesores, nada contentos con el cambio, subiesen desde el centro de la ciudad a la zona alta. A los dos o tres meses los profesores ya se habían adaptado y preferían ir por su cuenta.

López-Arranz ha vivido algunos de los cambios más importantes de las últimas décadas en la Universidad de Oviedo. Llegó a la facultad de Medicina cuando las clases se impartían de prestado en la facultad de Geológicas. Vivió como profesor la "ilusión" del traslado al Cristo. Fue decano de Medicina de 1983 a 1988 cuando accedió al rectorado tomando el relevo de Alberto Marcos Vallaure. Permaneció en el cargo hasta 1992. Por herencia, o por los proyectos que puso en marcha, fue protagonista de una época de intenso movimiento en la Universidad de Oviedo. Es, por tanto, voz autorizada para analizar las nuevas tentativas de traslado de las facultades que aún quedan en Llamaquique al campus del Cristo y dejar la zona liberada para agrupar las dependencias judiciales que actualmente están dispersas por la ciudad.

En realidad a Juan López-Arranz la idea no le resulta nada novedosa. Ya se barajó en su época de rector e incluso llegó a plantearse al Ministerio de Educación. De aquella, las competencias de educación eran del Gobierno Central y la decisión era de la dirección general de planificación y centros.

López-Arranz y el entonces presidente del Principado, Juan Luis Rodríguez Vigil, plantearon aquella posibilidad. "Las facultades de Llamaquique estaban ahogadas, allí no cabía más gente", dice López-Arranz, "y nos pareció muy buena idea llevarlo todo al Cristo".

Los dos se plantaron en Madrid, en el Ministerio de Educación, con su propuesta. No cuajó. Ahora hay una nueva oportunidad. "Ojalá vaya hacia adelante el traslado y el campus del Cristo crezca hacia los terrenos del viejo HUCA", se conjura y revela que ya lo ha comentado con el actual rector. Santiago García Granda.

López-Arranz conoce también a la perfección esos terrenos, los del HUCA. De hecho llegó al decanato de Medicina por un empeño personal, el de establecer la colaboración entre la facultad y el hospital general de Asturias. Quería ponerle al centro hospitalario el apellido de "universitario". Lo logró luchando en varios frentes y de nuevo con el apoyo incondicional de Marcos Vallaure en el rectorado. Los dos entendían que la Universidad y el hospital tenían que estar vinculados pero a los médicos de antaño no les hacía demasiada gracia ver por allí a los estudiantes. El cartel de Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) se puso en el complejo sanitario del Cristo el 13 de diciembre de 1989, merced a un convenio entre la administración autonómica y el Insalud. López-Arranz ya era entonces rector y le tocó inaugurar esa nueva etapa "pero fue un trabajo heredado de Marcos Vallaure", insiste.

Los edificios hospitalarios eran de los años 60 y ya a finales de los 80 tenían problemas estructurales. López-Arranz recuerda una llamada de Rodríguez Vigil. El presidente del Principado le citó en el antiguo bar americano que había en el hotel de la Reconquista. "Me senté y me dio una piedra que se deshizo entre mis manos", recuerda. Cuando le preguntó qué era aquello el político le contestó que era una piedra de los cimientos del HUCA. Aquel hospital se mantuvo en el Cristo durante 25 años más "pero porque se hizo un obrón tremendo".

El exdecano y rector aplaudió el traslado de todo el complejo sanitario a terrenos de la Cadellada, en Teatinos, donde se encontraba el hospital psiquiátrico. Y aplaude más aún que el hospital sea ahora más universitario que nunca. "El actual HUCA lo veo magnífico, me hubiese encantado estar ahí", resume. Sabe que parte de los médicos de mayor edad "están menos contentos", pero los jóvenes están encantados. En el nuevo HUCA las aulas universitarias están llenas y los estudiantes tienen dependencias propias, algo complicado en las instalaciones del Cristo. Eso sí, "la facultad está prácticamente vacía porque a partir del tercer año de carrera prácticamente todas las clases se dan en el hospital".

López-Arranz está jubilado y dedica las mañanas a escribir un libro de anatomía "para trasladarle a mis nietas todo lo que sé". Las tardes son para la lectura. Acaba de terminar del tirón los "Episodios Nacionales", las 46 novelas de Benito Pérez Galdós. "Lo había leído por obligación en el Instituto, en Segovia, ahora ha sido un placer", concluye.

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