La madre ovetense que se enfrentaba a nueve meses de prisión, más dos años sin ejercer la guardia y custodia de su hijo y con prohibición de acercarse a menos de 300 metros de él, ha quedado absuelta del delito de maltrato por el que le acusaba la fiscalía. La magistrada del Juzgado de lo Penal número 4 de Oviedo ha considerado que no se puede condenar a la madre, que siempre negó la agresión, solo por las declaraciones de su hijo que fueron cambiando en los términos de las mismas hasta tres veces.

Los hechos que derivaron en la denuncia por maltrato se basaron en el relato que el propio niño había hecho en el colegio público ovetense en el que está matriculado. Un día de noviembre de 2018 el niño, de 11 años entonces, llegó al centro con la cara enrojecida, enfurecido, y al preguntarle una profesora qué le pasaba el pequeño se echó a llorar y dijo que su madre le había pegado esa mañana en la espalda, el brazo, el hombro y el costado con una percha como castigo por haber tenido una nota negativa de su tutora. Desde el centro escolar se dio aviso a la Policía Local y finalmente desde el Cuerpo Nacional de Policía se dio forma al atestado.

La madre implicada siempre negó que hubiera pegado a su hijo, aunque reconoció que esa mañana de noviembre le había reñido "porque había visto una nota negativa de su tutora, consecuencia de una mala contestación a la profesora de inglés; también reconoció que riñe mucho con su hijo porque es rebelde y habitualmente trae malas notas del colegio". Una psicóloga del Instituto Asturiano de Atención Integral a la Infancia aportó también la visión de que se trata de un niño "conflictivo y 'desregulado' que no cumple las normas y se sirve de la violencia como modo de resolución de conflictos, probablemente porque es habitual en la vida del menor".

En una primera versión en el colegio el niño aludió a que la agresión había sido con una percha; luego, en el transcurso de la instrucción modificó la historia para señalar que el golpe había sido con un cinturón y que era la primera vez que le pegaba, aunque ese día de los hechos le dijo a una profesora que su madre le pegó en otras ocasiones con la mano; finalmente, durante el juicio, el pequeño comenó que no había sido ni con una percha ni con un cinturón, sino que le dio una torta en la cara.

Sumadas las contradicciones del menor al hecho de que las lesiones que le vieron al niño en la piel eran de carácter leve "algo llamativo si tenemos en cuenta los hechos inicialmente denunciados", dice la jueza, la sentencia recoge que "no podemos concluir con la certeza que exige una condena penal que la que la acusada hubiera agredido a su hijo". Lo que lleva a su absolución "sin cuestionar la necesidad de supervisión de los servicios públicos en el ámbito familiar del menor", como indica la magistrada.