Concha Fernández Muñiz tiene "muchos años", la presencia esforzada de una señora que ha trabajado "como una negra" toda la vida, una sombra de pena en los ojos cuando habla de su hijo Jesús -que murió "tan joven"- y una voz que lo cura todo cuando canta, muy por lo bajo: "Cada vez que voy a Oviedo, la calle Uría me llama, el Campo de San Francisco me dice que no me vaya".

Esa tonada, una de las muchas de un repertorio largo con el que ahora entretiene a las amigas durante el café y que hasta en ocho ocasiones utilizó para competir en el concurso de tonada Ciudad de Oviedo, resume la querencia por la capital de esta allerana, que se enamoró en 1975 de la quinta de Rafael María de Labra, donde hoy su nieto Miguel sigue al frente del restaurante. La asociación de hostelería Otea la homenajeó ayer como matriarca de esta larga saga en la presentación de las jornadas de Antroxu, celebrada ayer en el restaurante El Valle, que a su vez fue el negocio al que se dedicó el año pasado esta fiesta gastronómica.

Doña Concha, la güela, como la llama indistintamente Miguel Álvarez, siempre estuvo en el negocio. Ya su familia regentó lo que luego sería el restaurante con pista de baile La Villar, y muy pronto ella y sus hermanas tuvieron puesto de carne, el de ella en Cabañaquinta. Su matrimonio con el lenense Ramón Álvarez la llevó al primer negocio propio, en la carretera vieja de Ujo a la Pola, "El transporte", donde logró un "conocimiento exagerado" en esto de guisar y dar de comer. En ese oficio, explica con sencillez, su receta siempre es la misma: "Hacer les coses bien, guisar para el público como para mí, esa fue siempre la cosa. Siempre digo que la gente que vien a comer y lo van a pagar no se les puede engañar, hay que dar las cosas con calidad".

A eso se dedicó en De Labra, una vez instalada en Oviedo. Primero como sidrería, con costillas a la brasa y empezando con la parrilla. Después, tras un descanso de cinco años, volvió la familia, con el hijo al frente, Jesús, y ahora ya con la tercera generación.

Ayer recibió el aplauso y el cariño de la profesión. En el acto del Antroxu todos aplaudieron al sector y su poder como motor económico, desde la Viceconsejera de Turismo Graciela Blanco al Alcalde de Oviedo, Alfredo Canteli. El regidor ovetense no se olvidó tampoco de citar la presentación de las jornadas del Desarme en Madrid ni la polémica generada después ("bien caro me salió") por sus declaraciones sobre los gastos de su mujer en aquel viaje. Ayer Canteli insistió. Dijo que que regresaría a a la capital y acompañado: "Allí estarán mis hijos, si pueden, a comer garbanzos". Luego contó que quiere seguir contando con el apoyo de su familia y que ellos hacen promoción de Asturias por el mundo. El que está en Dubai, detalló, está en contacto con una banda de gaitas de la policía de Dubai y espera traerlos a Oviedo. "Y que vosotros les deis de comer gratis", bromeó con los hosteleros.