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JUAN CARLOS RODRÍGUEZ-OVEJERO | Presidente de Ópera de Oviedo, ingeniero de minas, ex director general de Du Pont

"Quiero que todo el mundo se entusiasme con el gran espectáculo de la ópera"

"La mayor carencia que tenemos los asturianos es no creernos lo que somos y no trabajar unidos por el futuro; la perseverancia lo logra todo"

Juan Carlos Rodríguez-Ovejero. Luisma Murias

Juan Carlos Rodríguez-Ovejero, (Oviedo, 1952), presidente de la Asociación Ópera de Oviedo, ingeniero de Minas y ex director general de Du Pont, entre otras cosas, nació en casa, cuando eso era lo habitual. Pasó su infancia entre Oviedo y Boñar, en la casa de sus abuelos paternos, donde vivió veranos explorando bosques, pescando truchas y cangrejos y viendo la evolución de la construcción de la presa del Porma en la que trabajaba el entonces joven ingeniero y escritor Juan Benet y en la que se cubrió Vegamián donde nació Julio Llamazares. Está casado con Montaña Arévalo, letrado del TSJA, y es padre de tres hijos: María, Clara y Juan, de los que se siente muy orgulloso.

Lazos de familia. "Soy el menor de tres hermanos -una chica y dos chicos-separados por tres años, lo cual nos creó unos grandes lazos. Mi padre nació en León pero fue ovetense de profesión y vida. Mi madre desciende de empresarios del textil que tenían "El palacio de las medias" , en la calle Pelayo, y un almacén de distribución que entre otros muchos productos vendía las famosas batas guateadas que fabricaba Amancio Ortega. Él aún lo recuerda. Admiro mucho a mis hermanos. Luis, el mayor, desarrollo la vena empresarial de los abuelos y creo la multinacional SATEC".

Una ciudad pequeña, llena de signos de la posguerra. "Cuando era niño Oviedo era una ciudad pequeña, se caminaba para ir al colegio y volvíamos a casa para comer. Teníamos clase los sábados. Hacíamos excursiones al Naranco y explorábamos los restos de la guerra en el campo de maniobras, en el cuartel de Santa Clara hoy Hacienda, en los nidos de ametralladora del Naranco, los campos de tiro, las cuevas del Boquerón de Brañes. Tuvimos la fortuna de acompañar a un tío mío montañero en sus excursiones los domingos. La montaña para los niños es una buena escuela de vida".

Espíritu ignaciano. "Estudie en los Jesuitas, cuando el colegio estaba en la calle Cervantes. Soy de la segunda promoción. La mayoría eran profesores laicos con un nivel extraordinario de calidad y rigor. Estoy muy agradecido a los jesuitas por la formación ignaciana que me ha ayudado en toda mi vida tanto intelectual como humana y espiritual. Y por los lazos de amistad que se crearon en esos años".

Esquí y pesca, grandes aficiones. "Tuve la fortuna de ser vecino de Teli Lana una excelente esquiadora. Con el equipo de mi madre me inicie en 1960. Subíamos con el Club Peñaubiña en autobús los sábados y domingos. Fue mi primera y mejor afición que he tratado de mantener. La pesca era un sueño que vivíamos en León pero con los años y los estudios tuvimos mi hermano y yo la tuvimos que abandonar. Luego viajamos por sitios idílicos para recuperar el tiempo perdido: Alaska, Estados Unidos, Islandia, Nueva Zelanda, Groenlandia y a los cotos de León y Asturias cada temporada".

Música pop y ópera en Londres. "Conocí la música de los 60 cuando estudiamos ingles en Londres los veranos antes de la Carrera. Me encantaba el folk español y sobre todos el Norteamericano , el pop y los blues -Pete Seeger, Woodty Goorie, Bon Dylan , Judy Collins, Pentangle, Simon & Garfunkel, Joan Baez-. Años después me hice asiduo de la Filarmónica e iba ocasionalmente a la ópera. La primera vez que asistí fue de comparsa en Aida, en 1972. En Londres había opera asequible y asistí a muchas".

La carrera de Minas y Estados Unidos. "Me decanté por Minas por amigos de la familia que estaban en cursos superiores y podían ayudarme y por las salidas profesionales. Termine con 22 años. Empecé a trabajar en Madrid pero nuestro padre siempre nos inculco el gusanillo de Estados Unidos donde el había tenido ocasión de trabajar en los 60. Conseguí una beca y logré la admisión en la escuela de minas de Colorado donde hice el Máster y los requisitos de Doctorado que termine en la Politécnica de Madrid. Entonces no había internet. No era fácil buscar las universidades y solicitar plaza - me ayudo mi hermano que acababa de conseguir una Fullbrigth en Harvard. Esa experiencia me cambió la vida y me enseñó a trabajar en equipo, de forma real".

Renovar la ópera. "Nuestra Ópera es un lujo, una oportunidad cercana que debemos aprovechar como ovetenses y asturianos. Llevamos 73 temporadas ininterrumpidas. Aspiro a que todo el mundo se entusiasme con este gran espectáculo. Animo a todos a que se hagan socios para disfrutar y apoyar este activo ovetense y asturiano. Estamos Orgullosos de que la Ópera haya llegado al Gran Público en toda Asturias y no solo para elites o expertos. Se disfruta si te gusta, como cualquier manifestación artística. En 1992 Toni Caicoya nos cedió un palco en la 2ª función que mantenemos hasta hoy con dos buenos amigos y sus mujeres. Durante viajes de trabajo y de ocio he tenido la suerte de poder asistir a grandes teatros. Ser presidente de la Ópera de Oviedo es un gran honor".

Asturias, ideal para vivir. "Oviedo y Asturias son mi cuna. La ciudad y la región me han dado mucho y estoy agradecido. He trabajado una parte de mi vida fuera de España y otra gran parte desde aquí, en todo el mundo. Este es un lugar encantador para vivir. Cuando trajimos la DuPont con Germán Lastra, y otras grandes empresas, todos valoraron y valoran la hospitalidad. Un ejemplo es Bill Walker antiguo Jefe y gran amigo que cada temporada viene a llenar las pilas de cariño. La mayor carencia que tenemos los asturianos es no creernos lo que somos y no trabajar para el futuro todos unidos. He tenido muchas experiencias de sueños que con esfuerzo, voluntad y perseverancia se han hecho realidad".

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