Son muchos los ovetenses que recuerdan el "café au lait" que les servía Pepe en la cafetería de la Alianza Francesa, en la calle Santa Cruz. Un café que se tomaba tranquilo, leyendo "Le Monde", cuando en Oviedo, y en general en España, era muy difícil leer "Le Monde". O para hacer tiempo entre clase y clase, ya fuese de lengua o de literatura francesa.

Una de las que tomó muchos de aquellos cafés es la escritora Ángeles Caso, que durante cinco años, entre 1972 y 1977, fue alumna de la Alianza Francesa. "Mucho de lo que soy es gracias a la Alianza", confesó ayer Ángeles Caso. Lo hizo en el acto de celebración de los primeros sesenta años de presencia de la institución en la ciudad. Y lo aclaró desde el principio. "La Alianza no era una academia de idiomas y no era una institución que dependiese del Gobierno de la República Francesa, la Alianza nacía de la sociedad de cada una de las ciudades en las que se implantaba", explicó Ángeles Caso, que apuntó que ese centro de estudios franceses "es una institución extraordinaria y que ha significado mucho para esta ciudad".

La escritora, encargada de presentar el acto de ayer, recordó a los impulsores del proyecto en 1960. Oviedo le debe la Alianza Francesa a Juan Benito Argüelles, Pedro Caravia y Frank Menéndez. Ellos fueron los que lograron poner en marcha "aquel espacio de reunión, de reflexión, de debate y de creación cultural", como lo definió la presentadora.

Ángeles Caso ayer no hizo más que dar voz a todos esos miles de alumnos (en la actualidad hay 500 y en los años 70 superaba los 1.200 estudiantes) que han pasado por sus aulas. Todos llevan, como confesó Caso, "la Alianza en el corazón". Allí aprendieron "la lengua y la literatura francesa, pero también aprendimos a pensar en libertad".

Aquello no se trataba de ir a clase y volver a casa a estudiar la lección. La lección estaba en pasar horas allí con profesores y compañeros, en formar parte de la "troupe de théâtre,"que puso en marcha Jeannick Le Men y en el que se integró Ángeles Caso.

La memoria de Ángeles Caso enlazó con "ese silencio que también aprendimos allí" y que ayer se hizo en el patio de butacas del Filarmónica para escuchar la voz de Ana Nebot. La soprano ovetense ofreció un concierto en dos partes. En la primera, con Arkaitz Mendoza al piano, rindió tributo a las "salonnières", mujeres que reunían en sus salones a artistas e intelectuales a finales del siglo XIX. En la segunda parte, junto a músicos como Jacobo de Miguel, Fernando Arias, Tony da Cruz y el coro de la Alianza, se repasó la música francesa de los años sesenta, cuando la institución se instaló en Oviedo.