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La Iglesia quiere que la solución al martillo de Santa Ana sirva también a la ciudad

Ayuntamiento y Arzobispado se emplazan a estudiar un plan para la gran parcela del Antiguo que compagine usos públicos y eclesiásticos

El martillo de la calle de Santa Ana. MIKI LÓPEZ

Por su ubicación -prácticamente en el centro del casco viejo y presidiendo el acceso a esa zona del centro histórico a la que no llegó el desarrollo del último plan especial- y por sus dimensiones -unos 1.250 metros cuadrados-, el martillo de Santa Ana es una de las parcelas clave en la regeneración de la zona vieja de la ciudad. Distintos planes, desde los años noventa, han ido fracasando y apuntalando la ruina de ese saliente entre las calles Santa Ana y Canóniga. Ahora, el Arzobispado y el Ayuntamiento tratan de ponerse de acuerdo para dar una solución "mixta" a toda esa parcela, que dé servicio a la iglesia pero que también resulte útil para el municipio, es decir, con usos públicos.

Así lo hablaron y esa voluntad expresaron el Alcalde de Oviedo, Alfredo Canteli, y el Arzobispo, Jesús Sanz Montes, en una reunión mantenida hace pocas semanas. De ese encuentro no salieron todavía certezas sobre cuáles serán los planes concretos para la parcela, pero sí que las dos partes tienen la voluntad de colaborar para dar una solución al martillo que sirva tanto a sus propietarios como a la ciudad en la que está inserta y donde podría funcionar como una pieza de regeneración urbana de primer orden.

El encuentro entre Canteli y Sanz Montes no se limitó a un intercambio de impresiones. El regidor ovetense insistió en descender a los detalles y los dos se desplazaron desde Alcaldía a la intersección de las calles Canóniga y Santa Ana para inspeccionar sobre el terreno el estado de la parcela y ver las posibilidades que pudiera tener en un futuro.

Ahora la pelota queda en manos del Arzobispado, que es quien debe de desarrollar su propuesta y trasladársela al Ayuntamiento, para que este dé su visto bueno y se pueda empezar a trabajar en el rediseño del espacio. Con todo, antes de rematar el plan y presentarlo al Ayuntamiento, el Arzobispado todavía tiene que resolver algunas cuestiones con los técnicos municipales para saber qué posibilidades estarían permitidas en esa recuperación del espacio.

Peripecias de un martillo

La polémica, y cierta maldición que ha impedido que ningún proyecto llegue a buen puerto, llevan acompañando al martillo de Santa Ana desde hace mucho tiempo. En los años ochenta se proyectó varias veces su demolición. Así lo defendía, también, Francisco Pol en su plan especial del Antiguo. A principios de los años noventa, el Arzobispado planteó la construcción de una residencia arzobispal, que respetaba y reconstruía la fachada original del edificio número 4 de la calle Santa Ana, obra de Juan Miguel de la Guardia. La obra nunca llegó a ejecutarse, y en su lugar, durante los años de gobierno de Gabino de Lorenzo, se trató de adaptar aquel proyecto a otro que también compaginaba usos. La idea era construir una nueva Escuela de Música y dejar una parte para que la iglesia instalara el museo diocesano. De Lorenzo trató de integrarlo, no sin reticencias por parte del Principado, en los Planes A del gobierno de Zapatero pero el proyecto, pese a estar presupuestado y con fecha de ejecución (2008), tampoco se realizó. Agustín Iglesias Caunedo rescató el plan, transformándolo en el "museo del peregrino", dentro de su plan para que Oviedo convirtiera en una línea de trabajo estratégico el turismo religioso. El museo, que combinaba la historia local y la de las reliquias, tampoco llegó a ejecutarse. Con el anterior mandato, el arzobispado se limitó a tratar de rescatar su primer proyecto, el de la residencia arzobispal, y Urbanismo rechazó su petición, alegando que la licencia ya había caducado y era necesario actualizar el proyecto.

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