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CARLOS HERREROS FERNÁNDEZ | Empresario, decorador e interiorista

"Ahora se lleva todo tipo de decoración en la casa, salvo la más recargada"

"Empecé a trabajar con mi madre, llevando muestrarios de moquetas, telas y papeles; eso me permitió conocer el negocio desde abajo"

Carlos Herreros. LUISMA MURIAS

Carlos Herreros Fernández nació en Oviedo hace 48 años y prácticamente se crió entre las telas y tapicerías del negocio de sus padres. Cuando tuvo que elegir profesión y carrera no lo dudó y se decantó por la decoración y el interiorismo.

Un niño criado entre telas, moquetas y papeles pintados. "Nací en Oviedo hace 48 años. Mis padres tenían negocio textil y prácticamente crecí entre telas, moquetas y papeles pintados. Al menos esos son los recuerdos que yo tengo desde que tengo desde que tengo uso de razón. Viví con ese ambiente pero lo cierto es que también me gustaba. Podía haberme dedicado a otra cosa, pero tenía muy claro que deseaba seguir con la tradición familiar. La decoración es tarea muy agradable porque busca embellecer los espacios y eso resulta muy atractivo.

De niño me encantaba curiosear entre las telas y ver todos los catálogos de los papeles. Soy hijo único y la verdad es que pasé muchas horas en la tienda de mis padres. Estaba en la calle Posada Herrera y allí había modistas y planchadoras que no paraban de poner todo a punto".

Alumno del colegio Auseva. "Desde pequeño fui al colegio Auseva y luego pasé al Santa María del Naranco cuando se unió con las Ursulinas. Después también asistí al nuevo colegio que hicieron los maristas. Tengo muy buenos recuerdos de aquellos años. La verdad es que nos lo pasábamos fenomenal".

La Escuela de Artes y Oficios de Oviedo. "Tenía muy claro lo que quería estudiar, así que me matriculé directamente en la Escuela de Artes y Oficios. Siempre compaginé los estudios con el trabajo en la tienda de mis padres, hasta que se jubilaron y me hice cargo del negocio, con el que estoy encantado".

En monopatín por las cuestas de la ciudad. "Me encantaba andar en bici, jugar a las canicas y tirarme en monopatín por la calle Burriana, que es muy empinada y por los barrios de Llamaquique y Buenavista. Era un Oviedo un poco diferente al actual, en el que se jugaba más en la calle. Recuerdo que empecé a trabajar con mi madre llevando muestrarios a las casas para que las clientas viesen las moquetas o los papeles de pared".

El oficio, desde abajo. "La verdad es que empecé desde abajo y eso me ha permitido conocer muy bien este negocio, que igual que muchos otros, ha ido cambiando al ritmo de los tiempos. Es cierto que antes se vivía más la casa y todo era más familiar. Ahora la gente vive más de puertas para afuera y no se cuidan tanto algunos detalles. No es que la casa pase a un segundo plano, pero casi. Ya es esa especie de santuario que se cuida al máximo en el que todo debe estar impecable para la familia y por si viene una visita".

Un mundo basado en la inmediatez. "Ahora se busca mas la inmediatez. Eso se nota cuando la gente va a elegir los tejidos, pero la calidad es la calidad. Cuando compras algo bueno lo rentabilizas al máximo. Pienso que la clientela que yo tengo sí aprecia esa calidad, de lo contrario irían a otro sitio. Las cosas hechas a medida tienen un encanto especial. La verdad es que las tendencias cambian y ahora a casi nadie le apetece poner unas cortinas enormes de pared a pared. Se buscan otras formas de vestir las ventanas. Se lleva casi de todo, menos recargar los ambientes, eso está totalmente fuera de lugar. Las personas buscan simplicidad para sus casas, pero con un toque distintivo. Eso es lo que yo trato de aportar con mi trabajo. Disfruto viendo como se va configurando el proyecto decorativo. De hecho, una de las cosas que más me gustan es lograr un conjunto equilibrado.

Colores cálidos. "Para trabajar me encantan los colores cálidos, aunque también me parecen interesantes los azules, que nunca fallan mezclados con beige, por ejemplo. Ahora la gente tiene mucha información, y lo ve todo en las redes sociales. Muchas veces vienen con ideas preconcebidas y tienes que ir con tiento para lograr el resultado que esperan o para tratar de convencerles si lo que piden es inviable en sus circunstancias".

Una lanza a favor del pequeño comercio. "Me preocupa bastante la situación del pequeño comercio. Una de las claves para sobrevivir es hacer caso al cliente, ir por donde el quiere que vayas y sobre todo, prestar la mejor atención, algo que no dan en otro tipo de establecimientos. De ese modo lo tendrás a tu lado. Es un poco triste ver la ciudad con este bajón. Hay muchos factores que influyen. Uno de ellos es la competencia de las grandes superficies, sin duda. Tenemos un pastel que nos distribuimos entre más y tocamos a menos".

Apasionado de Oviedo. "Mi ciudad me encanta. Voy mucho al Naranco con la bici o a correr. Allí es donde suelto todo. Oviedo me inspira mucho a la hora de planificar un interior. Conserva edificios muy interesantes, sobre todo en el centro. Si pudiera elegir me gustaría más decorar un piso antiguo de techos altos, grandes puertas con cuarterones, y cañerías vistas, en el que todo luce al máximo".

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