Los tiempos en los que ver familias de jabalíes comiendo restos de basura en algunos puntos de la ciudad era algo cotidiano parecen haber pasado, al menos de momento. Los datos de la Policía Local arrojan un enorme descenso respecto a las incidencias relacionadas con suidos. Desde que diera comienzo este año, tan solo hubo ocho intervenciones. La cifra está alejada de las casi 80 incidencias registradas en la primera parte del año pasado. Una caída que fuentes municipales y regionales coinciden en atribuir a la campaña realizada por guardas y arqueros para reducir el número de ejemplares en el entorno del casco urbano.

Fue la propia Consejería de Desarrollo Rural la que a petición del Ayuntamiento puso en marcha una serie de batidas a través de guardas y miembros del colectivo de cazadores con arco asturianos para atajar la presencia masiva de jabalíes detectada a comienzos de 2019 en distintos puntos de la ciudad como Otero y Montecerrao. Las alarmas se encendieron cuando incluso llegaron a verse jabalíes paseando en zonas céntricas como la losa de Renfe o en "Villa Magdalena".

El propio Principado anunció en junio del año pasado que los guardas y arqueros habían logrado abatir entre el 1 de enero y el día 25 del mismo mes a treinta y seis y cincuenta y seis animales, respectivamente. Desde entonces la situación dio un vuelco, pues en los tres meses sucesivos la Policía Municipal tan solo registró cuatro incidencias con suidos en el casco urbano, y en el último medio año dichas intervenciones llegan con cuentagotas.

De las ocho salidas realizadas en lo que va de año, casi todas están relacionadas con atropellos en carreteras situadas en la zona rural del concejo. La última tuvo lugar a comienzos de este mes en la carretera nacional 632 a las afueras de la ciudad, cuando un vehículo se llevó por delante a un suido mientras este cruzaba la calzada.

Apariciones contadas

Prácticamente inexistentes son ya las llamadas de vecinos asustados por la presencia de jabalíes, aunque el pasado 12 de febrero tuvo lugar un episodio de este tipo. Fue en Otero, concretamente en una zona verde de San Lázaro donde en su día algunos vecinos tuvieron problemas por alimentar a una piara de suidos que cada día se acercaba a las viviendas. "Son mansos como cerdos", decían entonces los residentes de esta parte del barrio.

Desde el Consistorio valoran positivamente este cambio de tendencia sobre lo que para algunos vecinos se había convertido en un problema de salubridad. Entonces era casi diaria la visita de alguna piara a los cubos de basura de determinados barrios, donde solían esparcir los restos orgánicos, llegando a fomentar también la presencia de ratas.

Las cacerías impulsadas entonces por el Principado a petición del Ayuntamiento generaron incluso quejas por parte de grupos ecologistas y animalistas, pero el Consistorio optó por una solución para "garantizar la seguridad vecinal".