La diócesis de Oviedo pierde al más anciano de sus sacerdotes. Modesto Juan García Astorga falleció en Madrid a los 98 años por coronavirus en la vivienda que compartía con su hermana, también anciana e infectada por la misma enfermedad. La noticia corrió el pasado lunes entre la curia y fue acogida con mucha tristeza en la casa sacerdotal, donde García Astorga residió hasta hace dos años y era muy querido "por su buen carácter y su gran amabilidad".

Nacido el 2 de febrero de 1922 en la localidad leonesa de barrios de Gordón, pasó la mayor parte de su vida en Asturias. Ingresó en el Seminario de Valdediós para seguir los pasos religiosos de su tío y finalizó los estudios de Teología en Oviedo, siendo ordenado sacerdote por el entonces Obispo de Oviedo Benjamín de Arriba y Castro en 1945.

Dejó huella especialmente en Oviedo, pues desde 1963 hasta 1988 fue capellán del antiguo Hospital General. Toda esa etapa vivió en un apartamento de la calle Fuertes Acevedo junto a una prima y se convirtió en una persona muy querida en el barrio. "Siempre ayudó mucho en la parroquia", explica el actual párroco de San Juan El Real y por entonces sacerdote responsable de la parroquia del Cristo de las Cadenas, Javier Suárez, quien solo tiene buenas palabras para el religioso fallecido. "Fue un gran sacerdote y un capellán muy querido por su apoyo a los enfermos", destaca Suárez.

Antes que en el Hospital había sido también capellán de la Residencia Provincial de Menores durante ocho años tras un periplo por varias parroquias leonesas y colaborar durante el curso 1953-1954 como profesor en el colegio San Francisco de Villaviciosa. Igualmente pasó dos años destinado a la parroquia mierense de Santa María Magdalena de La Rebollada.

Tras jubilarse en 1988, su relación con la parroquia del Cristo se estrechó y compaginó las colaboraciones puntuales con el cuidado de la hacienda familiar de su localidad natal. En 1997, con las facultades algo ya mermadas por los achaques de la edad decidió ir a vivir a la casa sacerdotal donde permaneció hasta hace dos años cuando optó por trasladarse a Madrid para estar más cerca de su hermana y sobrinos.

En la casa sacerdotal todavía seguía presente de alguna forma, puesto que aún le tenían reservada su habitación por si decidía volver. "Él todavía tenía en mente regresar", comenta el director del alojamiento, José Antonio González Montoto. "Era un hombre lleno de optimismo y cordialidad, muy abierto y decía estar asombrado por haber vivido tanto", añade el responsable de la residencia donde residen los sacerdotes ancianos de la diócesis.

"Buena persona"

Las Dominicas de la Anunciata también tienen un buen recuerdo de Modesto. "Era muy buena persona", inciden varias de las religiosas que coincidieron con el durante su etapa en la casa sacerdotal y que ayer lamentaban la pérdida de un hombre que "a pesar de su avanzada edad se conservaba muy bien" y con el que siempre que podían solían mantener contacto telefónico.

El propio Javier Suárez trató la semana pasada de contactar con Modesto, pero no respondió la llamada. "Supuse que estaría enfermo", comenta el párroco de San Juan El Real respecto a un colaborador y amigo cuyo fallecimiento se produjo, según fuentes de la propia casa sacerdotal, debido al coronavirus. Las mismas fuentes apuntan a que el sacerdote falleció en casa cuando guardaba cuarentena junto a su hermana, que se encontraría también muy afectada por el virus. Un triste final para "el decano de los curas asturianos, aunque fuera leonés".