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El impacto de la pandemia en la ciudad

Ramos, sin palmas pero con chocolate online: "Se festeja cada pedido", dicen los confiteros

El aumento de las ventas por internet amortigua la caída de la facturación de las tiendas, abiertas pero vacías: "Los padrinos quieren cumplir igual"

Domingo de Ramos, sin palmas pero con chocolate online: "Se festeja cada pedido", dicen los confiteros

Domingo de Ramos, sin palmas pero con chocolate online: "Se festeja cada pedido", dicen los confiteros

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Domingo de Ramos, sin palmas pero con chocolate online: "Se festeja cada pedido", dicen los confiteros Lucas Blanco

Cada llamada, cada correo electrónico se celebra casi como un premio de lotería. Es la escena que se repite en las confiterías ovetenses como único recurso para paliar el efecto demoledor de la crisis sanitaria en el sector. Las tiendas del gremio están abiertas al público durante cinco horas diarias, pero la venta presencial es casi inexistente. Los repartos de pasteles y productos de chocolate se convierten en el principal arma para que este tipo de negocios salven los muebles; Semana Santa es, por tradición, uno de los momentos calientes del año. Peor aún lo tienen los proveedores de palmas, que vivirán su año negro este Domingo de Ramos, con las floristerías cerradas y sin que venta en las grandes superficies abiertas.

"Cada pedido que recibimos es una fiesta", relata Paloma de Blas, gerente de una cadena con dos establecimientos en Oviedo y uno en Gijón sostenida ahora en gran medida por la labor de sus dos repartidores. "Los más jóvenes recurren a internet y a los mayores menos duchos en la tecnología los atendemos por teléfono", indica la comerciante, que esta semana reabrió las puertas de sus establecimientos tras 14 días de cierre al declararse el estado de alarma. "Podíamos haber abierto porque somos considerados primera necesidad, pero preferimos darnos un tiempo para poner todo en orden", apunta Paloma de Blas.

Otro de los reductos que han encontrado en estas tiendas en la diversificación de una oferta más orientada a la primera necesidad que a los caprichos dulces. "Ahora vendemos pan todos los días cuando antes solo lo hacíamos el fin de semana", apunta como uno de los pocos reclamos para conseguir atraer a los clientes a las tiendas. "La gente cumple, se queda en sus casas y los que vienen son los que les pilla de paso de las compras básicas", apunta.

El reparto a domicilio provocó en algunos casos el adelanto de las ventas de temporada. Así lo explica Javier Fernández, responsable de un grupo de tres confiterías emblemáticas de la ciudad al cual le están llegando ya los encargos de Pascua. "Los padrinos quieren cumplir igual y eso hace que se estén disparando las ventas por internet", sostiene al mismo tiempo que llama a la gente a animarse a hacer compras estos días. "Creo que hay exceso de miedo en algunos casos, pero la gente no debe renunciar a tradiciones como esta", sugiere el empresario.

A los dulces habituales se suma un aumento en las ventas de las alegorías de chocolate, los packs en los que suelen incluirse figuras y peluches o algún juguete como reclamo para los niños. "Harry Potter y los personajes de animación tienen mucho tirón estos días", indica acerca de unos pedidos que confía en que vayan creciendo aún más en los próximos días.

El impulso de las compras a distancia no supone ni mucho menos mantener la actividad habitual de los negocios. Debido al recorte en sus horarios de venta al público, algunos de los empresarios admiten haber tenido que recurrir a los ERTES para cuadrar sus cuentas y garantizar la supervivencia del negocio. "Aunque pasemos de tener 27 a 13 trabajadores durante un tiempo la gente debe ser consciente de que es importante mantener al menos esos niveles de empleo", explica Fernández.

Quienes sí se están viendo muy golpeados por la crisis son los proveedores de palmas. Las floristerías están cerradas y las grandes superficies como no las comercializan este año por no ser bienes de primera necesidad. "Ya hicimos los encargos en enero a Elche y ahora solo podemos tratar de conservarlas para el año que viene si no queremos perder el dinero", explica Visi García tras embalar hace ya días cientos de palmas que otros años se le iban de las manos. "Es un buen negocio de temporada" explica. Ahora, aguardan selladas por un año mejor.

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