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La Policía multa a cinco indigentes que dormían junto al Palacio de los Niños

"Hacíamos las necesidades en bolsas y las tirábamos en papeleras para mantener limpio el entorno", explica uno de los vagabundos desalojados

"Soy de Zaragoza y llevo catorce meses en Oviedo. Me metí en Proyecto Hombre para salir de la coca. Pedí la ayuda municipal de 'Oviedo contigo' y, dentro de dos meses, el salario social. Duermo en una tienda de campaña junto al Palacio de los Niños en el Parque de Invierno. Somos cinco". Juan (el nombre que elige para preservar su identidad en el periódico) desayunó el miércoles sentado en un bordillo de la oficina de Correos, en Alonso Quintanilla. Tenía leche, pan de molde y fruta en una bolsa que le habían dado las monjas de la Congregación de las Siervas de Jesús, en la calle Uría. Esperaba a que un compañero de desgracias recogiera un giro de dinero que su familia le envió desde Canarias. Ambos llevaban mascarillas que les habían regalado. Unas horas después, la Policía Nacional desalojó a Juan y a otros cuatro "sintecho" de su reducto particular del Palacio de los Niños y les impuso una sanción económica por incumplimiento del estado de alarma. Los portavoces del Cuerpo Nacional de Policía han confirmado las multas, aunque sin precisar el importe concreto más allá de que oscilarán entre los 600 y los 3.000 euros para cada uno.

Durante el confinamiento está prohibido dormir en la calle, debiendo buscar los Servicios Sociales acomodo para las personas en situación de desamparo. Sin embargo, algunas de ellas tienen miedo a contraer el coronavirus en los albergues, no quieren abandonar sus efectos personales o, simplemente, no se adaptan a las normas de régimen interno y prefieren ir de aquí para allá, con el riesgo que ello conlleva. El grupo de cinco "sintecho" del Palacio de los Niños aprovechaba un tejadillo del edificio para dormir. Tenían dos tiendas de campaña, sacos y cartones. "Hacemos nuestras necesidades en unas bolsas y luego las tiramos en la papelera, mantenemos limpio el entorno. También nos aseamos allí. Pedimos garrafas de agua caliente en los centros y nos las echamos por encima con jabón", explican Juan y su compañero, que también aseguraron que algunos policías conocían su situación: "Nos dicen que salgamos a lo imprescindible".

La Policía Nacional informó tras el desalojo que ya les había advertido en varias ocasiones de que no podían estar allí, así que finalmente optaron por levantar acta y sancionarles. "Si no quieren ir a ningún sitio, ¿qué vas a hacer?", dicen desde la Policía . Los agentes toman los datos a las personas "sintecho" y avisan a Servicios Sociales. Uno de los últimos casos de este tipo en la ciudad fue el de un hombre que pernoctaba en el pasadizo conocido como El Pasaje, en la calle Uría, y que fue derivado a una residencia para gente sin hogar en el Cristo.

La excepcionalidad por el coronavirus ha hecho que el Principado y los ayuntamientos hayan abierto dos puntos extra de acogida, uno en Oviedo y otro en Gijón, bajo la supervisión de la Delegación del Gobierno. El albergue juvenil Ramón Menéndez Pidal, en el Cristo, es uno de ellos y ha sido habilitado en colaboración con Cruz Roja y Protección Civil. Este periódico ha tratado de conocer, sin éxito, cuál es su nivel de ocupación actual y las normas de seguridad e higiene que rigen. La Delegación del Gobierno no da el visto bueno a facilitar esa información y alude a que en cualquier caso los procesos de admisión y la responsabilidad sobre la seguridad de los recintos dependen de los ayuntamientos. Lo único que aseguran es que tienen plazas libres y que "se respetan y cumplen todas las medidas para evitar contagios".

Donde no puede entrar nadie más es en el albergue Cano Mata, en la calle Armando Collar (cerca del Parque de Invierno) y gestionado por Cáritas. Hay un total de 40 personas acogidas. Todas están allí desde el inicio del estado de alarma y no pueden salir salvo por circunstancias extraordinarias.

"No se están admitiendo incorporaciones nuevas salvo alguna excepción que venga derivada con prueba de test negativa para garantizar la salud de las personas que ya se encuentran acogidas. Tampoco se reciben derivaciones nuevas ni personas que soliciten alojamiento", explican desde la gerencia del albergue ovetense.

Es una incógnita qué va a pasar con las personas sin hogar que han vivido confinadas en un albergue en cuanto pase el estado de alarma. Los cinco que dormían junto al Palacio de los Niños echaron a andar sin rumbo fijo. De vez en cuando cargan donde pueden un móvil para hablar con amigos o familia. "A ver dónde acabamos", dicen.

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