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Crisis del coronavirus

Los infartos aumentan en el HUCA contra una tendencia general a la baja

La rapidez de la asistencia y la relativa normalidad de los servicios evitan que la población rehúse tratarse, como ha ocurrido en otras provincias

Los infartos aumentan en el HUCA contra una tendencia general a la baja

El tratamiento de infartos en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) durante los meses de la pandemia ha aumentado respecto al mismo periodo del año pasado, lo que indica cierta normalidad a pesar de la incidencia del covid-19, y contradice una tendencia general a la baja.

La pandemia ha reducido drásticamente el número de infartos tratados en otras comunidades autónomas, mientras que en Asturias su incidencia no solo no se ha reducido sino que incluso ha aumentado. Según datos facilitados por el responsable del área del corazón del centro hospitalario, César Morís, entre marzo y abril de 2019 el hospital registró 51 casos de infarto, mientras que en los mismos meses de este año la cifra se situó en 57.

A Morís le parece significativo este aumento, y lo achaca en parte a la relativa normalidad de los servicios en el hospital asturiano.

"En otras partes se está diciendo que el número de infartos disminuyó muchísimo, y aunque seguramente no hay una sola causa, se achacó mucho a que la gente tenía miedo y no salía de casa: no iba a Urgencias y pasaba los infartos en casa", explica el facultativo.

César Morís cree que eso puede ser un factor, pero sostiene que el impacto ha dependido de cómo golpeó el covid-19 en cada territorio y de otros muchos condicionantes.

En Madrid, por ejemplo, hubo "diez días de caos absoluto en los que seguro que acercarse a Urgencias daba miedo, y puede que esa situación haya incidido en el descenso", según el cardiólogo. La situación en Asturias, en cambio, fue distinta: "Nunca fue tan dramática; nunca traspasamos el límite de nuestra capacidad hospitalaria, los hospitales tuvieron un aumento de la actividad pero nunca estuvieron desbordados ni hubo caos; siempre hubo orden y calma", asegura Morís. Otra ventaja de Asturias, a su juicio, es que el sistema de tratamiento de la dolencia, el llamado "Código Infarto", funciona "espectacularmente bien". A la mínima sospecha de infarto, una llamada al 112 hace que se envíe una UVI que lleva directamente al paciente a Hemodinámica para que le abran la arteria. "En Asturias funciona muy bien y creo que la gente siguió llamando y el servicio ha seguido funcionando sin problema durante las semanas de la enfermedad", explica.

Otro factor del que se habla que pudo hacer disminuir la incidencia de infartos en otros territorios con más población como Madrid es la disminución de la contaminación atmosférica. "Ahora se piensa que la contaminación ambiental es un factor que tiene trascendencia en las enfermedades cardiovasculares, y con el parón que hubo en el mundo, que mejoró la calidad del aire, es posible que haya contribuido a la disminución", señala.

También podría tener influencia el hecho de que la gente haya estado tanto tiempo en reposo y que no haya habido esfuerzos que pudiesen provocar un problema cardiaco.

Por otra parte, está el hecho de que las infecciones pueden convertirse en un desencadenante de infartos en pacientes con riesgo de sufrir daños coronarios. En suma, Morís advierte de que el análisis de los datos no es sencillo, y achacar la situación a un solo factor como el miedo es complicado.

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