La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La Catedral imita a Colonia y ofrecerá la comunión tras una pantalla de metacrilato

Los templos preparan el regreso de los fieles el lunes: San Pablo, en la Argañosa, llevará las confesiones a una sala con mesa y dos sillas

Comulgar con mascarilla, en silencio y delante de una pantalla de metacrilato. Esa es la "nueva normalidad" litúrgica para la que se prepara la Catedral de Oviedo con el regreso del culto en los templos a partir del lunes. El resto de iglesias de la ciudad también ultima los ajustes para el retorno de los fieles. En San Pablo, en La Argañosa, los voluntarios ayudarán a respetar las distancias y las confesiones se desplazarán a una sala en la sacristía, con una mesa y dos sillas.

El deán Benito Gallego repasaba ayer las últimas medidas que se pondrán en marcha la próxima semana. Lo más llamativo es una gran pantalla de metacrilato que quieren instalar en la nave central para las comuniones en el altar mayor. "Lo vimos en la Catedral de Colonia y nos pareció una buena solución", explicaba ayer el deán.

Esa nueva estructura tendría que estar disponible para la misa de las 18.30 del sábado 16, la primera del altar mayor. Desde el lunes se abrirá solo la del Rey Casto con dos personas por banco en vez de las cinco habituales. El sacristán se encargará de los accesos al templo para que los fieles (mejor con mascarilla) no tengan que tocar pomos y se ofrecerá gel desinfectante. En la ceremonia, no se dará la paz y la comunión se realizará en silencio y en la mano. En los confesionarios de la Catedral también se están instalando ya algunas pantallas de protección.

Las medidas en San Pablo, en La Argañosa, son similares a las de la Catedral. El párroco, Antonio Vázquez, explicaba ayer que se han retirado los bancos centrales para respetar los dos metros de separación y se han señalizado las plazas disponibles, que bajan de 700 a 170 el aforo máximo en el templo. Para la comunión, también en silencio y en la mano, el sacerdote utilizará un reclinatorio para establecer una separación con los fieles. Además, tres voluntarios ayudarán en la entrada y salida del templo a colocar a la gente.

En la puerta del templo habrá felpudos rociados con agua y lejía para que los fieles desinfecten las suelas de sus zapatos, las puertas estarán abiertas, una única persona realizará lecturas en cada misa y utilizará fotocopias y las confesiones se realizarán en una sala.

La mayoría de estas medidas se recogen en las normas de la conferencia episcopal que el arzobispado de Oviedo envió ayer a todos los templos para hacer frente a la reanudación del culto.

Compartir el artículo

stats