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"Todos nuestros ahorros están en ese piso", dicen con angustia los dueños de una de las casas desalojadas por riesgo de derrumbe

"Me despertó un ruido fuerte de madrugada y había una grieta en el pasillo", relatan los protagonistas

Bomberos interviniendo en la vivienda desalojada, esta mañana. Fernando Rodríguez

No saben cuándo van a poder volver a su casa y todo al su alrededor son incertidumbres. Los propietarios del primero derecha del inmueble de la calle Padre Buenaventura Paredes clausurado esta mañana por los bomberos por el grave riesgo de colapso y derrumbe que presentaba, están desolados. Saben que el suyo es el piso más afectado por unas grietas que pusieron en evidencia el hundimiento del forjado. En el inmueble viven unas treinta familias y la suya es la casa que se ha llevado la peor parte.

José Armando Norniella estaba durmiendo junto a su mujer y a su bebé de seis meses cuando la vivienda crujió como si fuese a romperse. Eran alrededor de las tres de la madrugada y el ruido provocó que se despertase alarmado. "Vi que había una grieta pequeña en el pasillo y no volvió a haber ruidos, por lo que decidí volver a la cama y esperar a por la mañana para tomar cartas en el asunto", explica Norniella. Pero al levantarse se quedó a cuadros. "A las ocho de la mañana la grieta ya corría por todo el pasillo y podías meter un dedo. También había por otras partes de la casa y el suelo estaba hundido, así que lo primero que hice fue llamar al seguro del hogar. Ellos me dijeron que llamase a los bomberos y así lo hice", añade.

José Armando Norniella y su mujer, que compraron el piso hace menos de un año, estaban desesperados. "Todos nuestros ahorros están invertidos en ese piso. Tenemos un bebé y no sabemos dónde vamos a poder vivir ahora porque nos han dicho que nosotros no vamos a poder entrar mañana", señala Cristiane Silva. Y es que los bomberos sólo permitieron acceder a sus viviendas a aquellos vecinos que necesitan medicinas o a los que tuviesen que acceder a su vivienda por causa mayor. Por el momentp, siguen a la espera de recibir instrucciones por parte del Ayuntamiento. "Por lo menos no ha habido que lamentar una desgracia. Estamos en la calle, pero eso acabará solucionándose", subraya Ludi Argüelles, que vive en el tercero izquierda.

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