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"Tardaremos dos años en recuperarnos, pero saldremos adelante"

Esther Ordóñez, en la joyería que regenta. IRMA COLLÍN

Esther Ordóñez regenta una joyería en la calle Valentín Masip. Cerró las puertas de su negocio el pasado 13 de marzo, cuando estalló la crisis del coronavirus, y volvió a la actividad el día 11 de este mes con su empleada inmersa en un ERTE derivado de la situación de parálisis en que se ha visto toda España. "Las ventas están flojitas y por el momento tengo que estar yo sola en la tienda, algo que para mí supone un esfuerzo enorme en todos los sentidos", dice . Y no es que la mujer se queje por trabajar, ni mucho menos. "Tengo dos niños, uno de ellos con diversidad funcional, y tengo que pagar a una persona para que me ayude. Antes de que ocurriese todo esto, con mi empleada en el negocio, yo podía ocuparme de cuidarlos, de asistir a las terapias o a los médicos, pero ahora mismo las cosas tienen que ser así y la situación no es nada buena", explica Esther Ordóñez, que confía en que todo vaya mejorando poco a poco. "Tardaremos dos años en superar el impacto de todo esto, pero estoy segura de que vamos a salir adelante", añade Ordóñez.

Para empezar, no es que esté vendiendo mucho en su joyería, pero la situación no es tampoco dramática. "El día de la madre se vivió en confinamiento, pero algunos hijos e hijas les están dando el regalo ahora y eso se nota. Nosotros también hacemos arreglos, algo que también se está moviendo estos primeros días", señala Esther Ordóñez, que dice ser "optimista por naturaleza". También recuerda la importancia que tiene comprar en los barrios. "Si el vecino me compra un anillo a mí yo compraré la fruta en la frutería de al lado. Es todo una cadena", subraya.

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